El Ayuntamiento de Tudela ha aprobado recientemente el proyecto del llamado Corredor Verde, que incluye la adecuación del encuentro del ámbito fluvial del Ebro con la parte urbana de la ciudad, desde la Puerta de la Mejana hasta la Peñica, pasando por el entorno del puente del Ebro y la porción de soto aguas abajo, la desembocadura del Mediavilla, el complejo de Ribotas, la zona del aparcamiento inundable, la de la desembocadura del Queiles y todo el Paseo del Prado.
Desde nuestro punto de vista, se trata de una actuación estratégica para Tudela, de las que harían ciudad, ya que se podría conseguir un gran parque fluvial, estudiando y diseñando un entorno de gran potencial ecológico como corredor “natural”, adecuándolo también como un parque urbano y conectándolo con el centro de Tudela a través del renovado Paseo de Pamplona.
El proyecto fue adjudicado el año pasado después de una intensa polémica en su licitación, causada por la no obligatoriedad de un técnico ambiental en el equipo técnico exigido, por la escasa dotación económica de la misma (110.000 euros para proyecto y dirección de unas obras valoradas en unos dos millones de euros), y porque el criterio predominante en la adjudicación no era el de la calidad técnica sino el del precio bajo. Nosotras dijimos entonces que Na+ no tenía ningún interés en la calidad del proyecto y que le daba lo mismo licitar el proyecto de un depósito de aguas, una gasolinera, una urbanización, o de un entorno natural sensible muy cercano al centro de Tudela, como era y es el caso del Corredor Verde.
El proyecto aprobado y presentado recientemente ha duplicado por más de dos el presupuesto inicial previsto (pasando de menos de dos a más de cuatro millones de euros) y después de analizarlo detenidamente, nuestros temores sobre el mismo se han confirmado, ya que hemos constatado la falta de criterios ambientales en toda la actuación y la escasa ambición de sus propuestas. Y esto lo decimos porque, a pesar de incluir acciones de movilidad o de dotación urbana interesantes, como el carril-bici y la puesta en uso de los edificios e instalaciones lúdico-deportivas situadas en el Paseo del Prado, no hay una buena integración de los espacios naturales en los que se interviene, no se crean entornos urbanos interesantes ni se conecta adecuadamente el ámbito fluvial con el propiamente urbano, no se resuelve adecuadamente el problema de la inundabilidad del parking bajo de Ribotas…
Los ecologistas ya han manifestado su opinión, resaltando la falta de sensibilidad ambiental en la intervención en el entorno cercano al río, sobre todo en el soto de la Chocolatera, y también la inadecuación y el riesgo de la propuesta del recrecimiento (unos 5.000 m3 de tierras, más de 200 camiones) del parking bajo de Ribotas para ponerlo al nivel del parking alto actual. Recordemos que el proyecto debía permitir legalizar el actual uso de estacionamiento en ese parking situado en la zona de flujo preferente del Ebro, pero no nos parece que ese relleno de tierras en el cauce de avenidas pueda ser considerado aceptable por la Confederación Hidrográfica del Ebro y por Medio Ambiente del Gobierno de Navarra.
En definitiva, otra nueva oportunidad perdida por Na+ para dar un salto cualitativo en la modernización y en la mejora de la ciudad. No podemos calificar de otra manera al proyecto del Corredor Verde: una actuación de más de cuatro millones de euros en unos ámbitos y unos espacios tan significativos y tan centrales de Tudela, que se limita únicamente a sanear y urbanizar los espacios cercanos al Ebro, sin conseguir una repercusión importante en el conjunto de la ciudad ni una auténtica transformación de la misma.
Olga Risueño Molina (Portavoz de Izquierda-Ezkerra Tudela)