Marcilla se prepara para vivir sus fiestas patronales a partir del 23 de agosto. Su alcalde, Mario Fabo, nos cuenta como se preparan estos días festivos que todos los vecinos esperan con gran ilusión:
Básicamente van a ser como todos los años; eso sí, hay algún acto nuevo como la recuperación de los caldicos y dos comidas populares en vez de una.
¿Hay novedades para destacar en el programa?
Como decía, se recupera el caldico. Este año como prueba habrá una noche y las comidas populares pasan de una a dos.
¿Cuáles son los actos más tradicionales y que más gustan a los marcilleses?
La salve, es muy parecido al Riau-Riau. Consiste en que la corporación se dirige a la iglesia para la salve de las vísperas de San Bartolomé y las peñas intentan impedirlo. La procesión de San Bartolomé y la de San Agustín, patrón de los Agustinos Recoletos y que se integra dentro de las fiestas patronales con una procesión y misa en el convento de los Agustinos Recoletos.
Las fiestas de Marcilla tiene fama por su buen ambiente y lo acogedor de sus gentes, ¿a qué crees que se debe?
Lo del ambiente quizá sea porque en Marcilla todo está concentrado alrededor de la plaza y además con ambiente durante todo el día. En cuanto a lo acogedor de sus gentes, que voy a decir yo, creo sinceramente que tenemos de las fiestas más acogedoras y donde cualquier forastero se siente como en casa.
¿Quién será el encargado de lanzar el chupinazo?
José Manuel Cantín, concejal de Educación y Cultura y que lleva conmigo en el ayuntamiento ocho años.
Uno de los actos centrales y que más llama la atención es el concurso de lanzamiento de azada. ¿Cuántos años se lleva celebrando? ¿Por qué es tan llamativo?
Con la edición de este año, lleva 33 años celebrándose.
¿Cómo vive las fiestas el alcalde?
Los dos primeros días con un poco más de intensidad ya que hay más actos institucionales, el resto de los días intento compatibilizar el estar presente en los actos con la familia.
¿Qué les diría a los vecinos de la localidad y a los posibles visitantes?
Que disfruten los actos que, con todo el cariño, se han preparado desde el ayuntamiento y que los vivan con respeto.