El concepto de “cinismo” ha ido evolucionando y sus connotaciones han cambiado a lo largo de la historia, pero podríamos decir que es una actitud que define a aquellas personas que, sin escrúpulos y a pesar de mentir, defienden sus actuaciones sin vergüenza alguna. Desde nuestro punto de vista, esa definición de cinismo le va como anillo al dedo a Alejandro Toquero y al equipo de gobierno de Na+ en el Ayuntamiento de Tudela, que ya desde la campaña electoral utilizaron una estrategia carente de principios y que perseguía el apoyo visceral en base a la confrontación. Vamos a repasar algunos ejemplos más recientes.
Cinismo del Sr. Toquero fue decir que el Consorcio EDER debía ser un “lobby de presión ante el centralismo de Pamplona y del Gobierno de Navarra” y para ello intentar el despido de su gerente a los pocos meses de iniciar la legislatura, rompiendo todos los consensos y sin aportar las razones ni los criterios objetivos de esa decisión, y que una vez logrado su objetivo y debiendo pagar el coste económico de dicho despido, ha seguido sin querer asumir la responsabilidad personal e institucional de sus acciones y sus consecuencias.
El cinismo político de Na+ lo encontramos en sus gestos hipócritas de imagen al aparecer en todas las concentraciones de la hostelería, mientras que sin embargo en la Mancomunidad de la Ribera (que controlan, con Fernando Ferrer como presidente) el año pasado fueron incapaces de reducir las tasas de basuras para los comercios, bares y pymes que no habían podido trabajar durante la pandemia. No lo hicieron hasta comienzos de este año 2021 cuando la presión social y política les obligó a “cambiar de opinión”.
Podemos hablar de cinismo político cuando su concejal de Educación (el Sr. Pedro González) pretende visibilizar una postura de apoyo a las mujeres pero hace declaraciones machistas y fuera de lugar en el Parlamento de Navarra, como por ejemplo: “Irene Montero es ministra por ser la chica del macho alfa”. Y también cuando su concejal de Urbanismo (el Sr. Zeus Pérez) defiende la reserva urbanística de un espacio para la futura construcción de un campo de golf público en Tudela diciendo que eso no quiere decir necesariamente que se vaya a construir… entonces, ¿con qué fin se incorpora al planeamiento y se aprueba?
En otras áreas del Ayuntamiento tampoco se privan de su cuota de cinismo, como cuando la concejala de Centro Cívicos (Erika Navarro) miente descaradamente al manifestar que el año pasado 2020 nadie se apuntó a los talleres arqueológicos de San Nicolás, o en Cultura, cuando ante nuestra crítica por contratar a José Manuel Soto respondieron que “no mezclásemos el arte con la ideología de los cantantes que se programan” y sin embargo, cuando el “artista” dice que “Tudela es el último reducto de la Navarra española frente al mundo abertxale y sus socios sanchistas y que nos sentimos abandonados y traicionados por el PSOE” es el propio alcalde el que, de manera lamentable, le da su beneplácito.
Y es cinismo en estado puro el de Alejandro Toquero cuando critica duramente al Gobierno de Navarra por denegar el pago de la subvención de 120.000 euros (finalmente abonada) para la cubierta del polideportivo Ciudad de Tudela por entrega de la documentación fuera de plazo, mientras el propio Ayuntamiento de Tudela está denegando el abono de las subvenciones a los autónomos por esa misma razón. O cuando este verano ha cargado contra Salud al “no poder callarse ante la jugada de establecer el toque de queda en Tudela durante el período de “no fiestas”, aun cuando los datos epidemiológicos estaban aumentando peligrosamente en toda Navarra y la medida estaba más que justificada. O cuando insiste en que respeta el trabajo de los voluntarios y los técnicos, y desoye repetidamente la petición -avalada por más de mil firmas- de terminar los talleres arqueológicos de San Nicolás, desde Protección Civil aclaran que los utiliza para hacerse fotos con ellos pero no atiende sus peticiones, y el personal de la Biblioteca Municipal hace público que desprecia su trabajo al no tramitar las solicitudes de subvenciones de las actividades que no son de su gusto.
En resumen, el cinismo político es una estrategia que utiliza medias verdades o incluso mentiras para ocultar la falta de escrúpulos, es una forma de justificar gestos hipócritas y es un marketing electoral continuo carente de principios éticos, con el único fin de mantenerse en el poder utilizando la confrontación política y social. Una forma de actuar con la que Navarra Suma y Alejandro Toquero se sienten realmente cómodos.
Olga Risueño
Portavoz de Izquierda-Ezkerra en el Ayuntamiento de Tudela