Inicio Merindad El campo de fútbol de Buñuel acogió un Paloteado que no defraudó...

El campo de fútbol de Buñuel acogió un Paloteado que no defraudó al numeroso público

PALOTEADO BUÑUEL
-- Publicidad --

Aunque no hayan podido celebrarse las fiestas patronales, Buñuel ha recuperado este año su paloteado. El pasado 15 de agosto alrededor de 700 personas pudieron disfrutar del tradicional espectáculo. Como novedad, Begoña Litago debutaba en el escenario como Mayoral. Junto a ella, Jesús Osta, interpretó al Rabadán, Marina Ojuel hizo de Ángel, Víctor Malo, de un divertido Diablo, Miguel Ángel Muñoz, fue el Pastor, y de apuntadores estuvieron Ana Ducar, Toni Chueca, y Jon Oliveros. Junto a ellos, danzaris, gaiteros… En total, más de 40 personas que hicieron posible que el paloteado fuese una realidad después de la suspensión del año pasado. Desde el colectivo, comentaban que llevan desde junio ensayando a contrarreloj.

El Paloteado ha sido sin duda, el acto estrella de la programación del verano. Como nos contaba Anais Belío, miembro del grupo de danzaris, estos también han participado en el acto Historia de los Gigantes, que tuvo lugar el 10 de julio. “Ahí bailamos la jota en común con los Gigantes, la Banda de Música y los Gaiteros. Nosotros fuimos como apoyo, pero los protagonistas fueron ellos. Nuestro acto principal es sin duda el Paloteado del 15 de agosto. Es nuestro día. Después de no celebrarse el año pasado, teníamos muchas ganas y creemos que nos lo merecíamos porque es nuestro día y después de estar todo el verano ensayando y sacando horas de donde no teníamos, había muchas ganas de disfrutarlo”, asegura.

Ensayos contrarreloj

El colectivo supo que habría paloteado en junio, “por lo que ha sido todo a contrarreloj, hemos metido muchas horas y mucho esfuerzo para llegar a tiempo”, recuerda.
En esta ocasión, contaron con un nuevo escenario, el campo de fútbol, para facilitar el cumplimiento de las medidas de seguridad de la pandemia. “Fue muy emocionante”, dice Anais “y pudimos ver a la gente como más cerca. En la plaza, donde se hace tradicionalmente, hay más personas, pero como más dispersas. La respuesta del público fue muy buena, se agotaron las entradas en una hora y se sacaron cien más, al final unas 700”.

Reconoce que pasaron muchos nervios, “porque sentíamos que había muy poco tiempo para ensayar, pero lo supimos sacar adelante con nuestro esfuerzo y nuestras ganas. Disfrutamos del día. Fue una pena que no pudimos hacer como otros años: ese día siempre nos juntamos a cenar, es un día que pasamos todos juntos… Pero hicimos merienda y, aunque no fue igual, lo disfrutamos”.