[ihc-hide-content ihc_mb_type=»show» ihc_mb_who=»4,5,6,7,8,9″ ihc_mb_template=»2″ ]Cuando a la vida se le pone pasión, todo cobra mucho más sentido. Y, si a ese arrebato, a veces incontrolable, se le pone trabajo, confianza y fe, los resultados llegan. Como le llegaron al Aspil-Vidal Ribera Navarra Fútbol Sala en el derbi ante Osasuna Magna Xota, un partidazo que acabó con 4-2 a favor de los tudelanos después de 40 minutos repletos de una intensidad tal que desarboló a los de Imanol Arregui, que llegaban en un gran momento.
Los riberos, que siguieron al pie de la letra las consignas que ‘Pato’ les había dado durante toda la semana, tenían muchas razones para ganar. La primera, la segunda y la tercera eran Pedro, al que el equipo le dedicó la victoria y por quien salió a la pista con un nivel de motivación que llegaba hasta las nubes, pero sin ese extra que les podía hacer caer en la ansiedad y la precipitación.
Era un derbi, se notaba en el ambientazo que rodeó en todo momento al partido, y el inicio fue frenético. Había llegadas en ambas áreas, pero el que golpeó primero fue el Aspil. Pazos presionó una salida de balón y provocó un error en un pase, que fue interceptado por Lemine, que no dudó y la coló por la escuadra. Era el minuto 4 y el Aspil golpeaba primero. El ritmo seguía siendo muy fuerte, con un Aspil que vive mejor en ambientes calientes y que quería hacer su juego y dominar. El partido estaba precioso, con un Xota que quería salir a la contra, pero que pronto encajó el 2-0. Fue de Pazos, pero el protagonismo en ese tanto fue de Tripodi, que estuvo muy de dulce y cuajó una actuación sensacional en el puesto de pívot. El argentino recibió en banda, dejó ‘sentado’ a Araça después de una portentosa bicicleta, y disparó a puerta. El balón se iba, pero en el segundo palo apareció Pazos para volver a hacer estallar a la caldera en el minuto 12.
El Aspil, además de veloz en ataque, estaba elaborando con paciencia y sin perder balones, pero vio como Araça estuvo cerca de anotar en una rápida transición. En esa ocasión se fue fuera, en otras, apareció siempre Gus, que también estuvo muy entonado. Rápidamente el Aspil volvió a asestar otro golpe. Fue de nuevo tras un robo y, de nuevo, con Tripodi como protagonista. El argentino condujo el balón y se permitió un lujo para dejar a Lemine ante Asier. El disparo del gaditano topó con Asier, pero Pazos anduvo muy listo para enviar el rechace a la red a falta de cuatro minutos para el descanso. El Aspil, desencadenado, siguió en busca del cuarto, pero no llegó antes del descanso.Ç
Gran defensa del portero jugador
Después del frenesí vivido en la primera mitad, tras el paso de vestuarios el choque empezó con más tranquilidad. El Aspil esperaba ante un Xota que estaba obligado a exponer, pero pronto la calma de los primeros cuatro minutos mutó en 15 segundos explosivos.
Martel golpeó primero con una fuerte volea tras un balón largo, pero el Aspil, lejos de temblarle las piernas, respondió de inmediato. Tanto como que en la primera jugada tras sacar de centro Ferran hizo el cuarto tras una buena combinación de todo el equipo que culminó el catalán a pase de Tripodi, excepcional en las labores de pívot. Había pasado de todo en 15 segundos, pero todo volvía a estar igual, con 4-1 para el Aspil. Quedaban 16 minutos, un tiempo que en fútbol sala da para tantas cosas que da para todo.
Todo se volvió a tranquilizar y el Aspil continuó generando muy buenas ocasiones que no acababan en gol. Xota, aprovechando alguna pérdida, también dispuso de una opción muy buena de las botas de Saldise, pero se marchó al palo.
Una dinámica que no le convenía al Xota, por lo que Imanol Arregui metió a Araça de portero jugador. Las primeras defensas fueron muy buenas, pero a falta de 8:30 Xota encontró un hueco en la defensa naranja y anotó el 4-2 por mediación de Martel.
Quedaba todavía mucho por jugar y más por sufrir. Xota, uno de los mejores ataques de portero jugador de la LNFS, seguía intentándolo sin cesar, pero el Aspil, con un gran trabajo colectivo, seguía resistiendo y, en varias ocasiones, haciendo perder balones a los visitantes gracias a su presión alta. Gus tuvo el quinto, pero Martel, casi bajo palos, salvó el gol cuando la grada, que en los últimos tres minutos elevó todavía más su nivel hasta crear un ambiente ensordecedor, ya coreaba el gol. De ahí hasta el final, cada defensa era celebrada con tanta pasión que parecía un gol. Cuando el reloj se puso a cero, ya no hubo más goles, pero la pasión, tan necesaria en la vida, se desbordó porque el derbi se había vuelto a quedar en casa.[/ihc-hide-content]