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Donald Trump ha eliminado el castellano de la web de la Casa Blanca. Con más de 50 millones de personas hispanas, EEUU ha pasado a ser una Zona No Castellana. Día sí día no, la Ribera aparece inundada de pegatinas y panfletos “anónimos” contra el euskara. Ni Donald Trump ni las “anónimas manos” que derrochan tiempo y dinero contra el euskara están defendiendo el inglés, el futuro, o Navarra. Defienden una posición política, por cierto, muy poco democrática.

Nosotras no hablamos con una sola voz cuando hablamos de política, pero cuando hablamos de educación, de lenguas, de cultura o de futuro, sabemos llegar a acuerdos y defenderlos con responsabilidad y sin anonimatos.

Los y las ciudadanas navarras tenemos derecho a una enseñanza de calidad independientemente del lugar en el que residamos. Tenemos derecho a elegir entre los diferentes modelos con total libertad y sin coacciones de ningún tipo, y, por supuesto, tenemos derecho a elegir el centro escolar que deseemos para nuestros hijos e hijas, derecho en el que la derecha navarra es paladín de primera escuadra.

El sistema educativo navarro tiene serias deficiencias que no podemos achacar al uso de diferentes lenguas y sí a intereses políticos. Queremos llamar la atención sobre dos:
1) Los recortes sufridos durante varios años, que han incidido de forma especialmente grave en el sistema público, el único accesible para la mayoría de la población, especialmente en tiempos de crisis. Al contrario que pegatinas y panfletos, los recortes tienen nombres y apellidos; sus víctimas, también.
2) La desigualdad de oportunidades educativas entre el norte y el sur. Mientras que unos aprenden en tres lenguas, en la Ribera, dentro del sistema público, hemos estado obligados a hacerlo como mucho en dos. En una población donde el monolingüismo ha sido de obligado cumplimiento, el inglés necesita del euskara tanto como el euskara del inglés. No son excluyentes aunque algunos lo pretendan, los estudios de neurolingüística aplicada así lo demuestran, y los dos tienen asignaturas pendientes: la enseñanza del inglés debe planificarse atendiendo a criterios pedagógicos de calidad; la zonificación resta oportunidades y derechos. Podemos ser una sociedad plural que mira al futuro o una sociedad atrasada. No hay sociedades No Vascófonas, aunque existen, eso sí, no sociedades: las dictaduras.

Como en pleno siglo XIX, quienes impusieron el monolingüismo identifican lengua y nación, esperando provocar choques de identidades y soluciones de fuerza. Pero las lenguas no luchan entre sí, son los hombres quienes lo hacen, y no lo hacen en defensa del futuro sino en defensa de intereses políticos. Necesitan recurrir a la mentira para ocultar lo evidente. Ninguna organización internacional ha desaconsejado el uso del euskara en la enseñanza, más bien al contrario: Europa ha amonestado repetidamente al anterior gobierno navarro por su actitud ante el euskara. Mientras Bruselas invierte dinero para que el euskara tienda puentes a ambos lados del Pirineo, otros se empeñan en poner fronteras dentro.

En democracia las mayorías no excluyen a las minorías. La educación, por naturaleza, es inclusiva, no excluyente; es armonizadora, no segregadora. En ambos sistemas, el democrático y el educativo, las minorías son necesarias, la diferencia enriquece. Nuestro mundo es una gran comunidad de minorías en el que la multiculturalidad, el plurilingüismo y la mezcla son los patrones con los que convivimos y en los que vivirán las generaciones futuras.

Queremos hacer un llamamiento a toda la comunidad educativa y especialmente a las familias y trabajadores-as del modelo D y del programa PAI para que ejerzan sus derechos con total libertad. Esa libertad es hoy mayor que hace unos pocos años, pero todavía la haremos mayor. El futuro que algunos invocan acabó hace dos siglos.

Alizia Iribarren, coordinadora de AEK de Navarra
Idoia Vitienes, maestra funcionaria de Educación Infantil en centro PAI
Anika Luján, exsenadora de Cambio-Aldaketa, maestra de Ikastola