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Defender la Vida, defender la humanidad

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El 12 de marzo de 1986 se celebró en el Estado Español el referéndum sobre la pertenencia de España a la OTAN y el mantenimiento de las bases estadounidense en su territorio. Una consulta que venía con trampa desde el principio. El PSOE la disfrazó con un enunciado enrevesado, con unas condiciones que jamás se cumplieron y con un giro en su postura política que pasó de aquel “OTAN de entrada NO” a convertirse en en un “vota Si en interés de España” en menos de dos años.

En realidad, el Reino de España ya pertenecía a la OTAN desde 1982. Pese a que la gran mayoría de la población tenía un sentimiento antiotanista, como se demostró en Euskal Herria, Catalunya y Canarias, el PSOE consiguió perpetrar la traición, y poner los cimientos para la construcción de la UE de Maastricht. Esa misma UE que actualmente nos arrastra a la guerra en todas sus formas, y que con los años ha demostrado responder únicamente a los intereses de los grandes capitales europeos y estadounidenses, en su afán por apropiarse de recursos y territorios, engordando así las fortunas de los dueños de la industria del armamento, entre otros.

Los planes de Von der Lyen para recaudar 800.000 mil millones de euros tienen precio: recortar los gastos sociales que sostienen los servicios públicos, las pensiones y los escasos recursos disponibles para la clase trabajadora. Son la culminación de un recorrido a largo plazo que asumió Europa al construir relaciones de dominación, imperialistas y colonialistas con el resto de los países del planeta, y que se materializan con las operaciones de la OTAN.

Ahora que se anuncian nuevos giros en el escenario de la guerra de Ucrania, Europa mantiene una actitud vergonzosamente criminal que amenaza la vida de las trabajadoras y trabajadores para seguir sosteniendo a un títere adicto a la cocaína, que ha destinado miles de millones de euros en fiestas con multimillonarios ucranianos, y ha distribuido el armamento fabricado en Europa a grupos nazis mercenarios. Poco les importó el pueblo de Libia, Siria, Yugoslavia o del Donbass cuando EEUU y sus aliados europeos dieron el golpe de estado de Euromaidan en 2013, en sus planes de expansionismo hacia el este; y poco les importa ahora el pueblo ucraniano y su juventud, secuestrada y obligada a acudir al frente a luchar para defender los intereses económicos de los señores y señoras de la guerra.

Hace tiempo que en Europa la clase trabajadora viene sufriendo las consecuencias de la sumisión a los planes imperialistas de EE.UU. Su exigencia de aumento de la contribución de los estados a los gastos de la OTAN, ha supuesto que el Estado español lo haya ampliado en un 70% en los últimos 10 años. Mientras tanto, en las últimas décadas se han privatizado servicios y sectores estratégicos que han abierto la puerta a la especulación mediante el mercadeo de las necesidades básicas como la vivienda, la sanidad, la alimentación, la educación, a través de los fondos de inversión, que lo mismo facturan la energía que consumimos, que invierte en fabricación de armas para enviarlas a Israel. Las consecuencias de esta política han resultado devastadoras. Y lo serán más aún, según vayan desplegándose las medidas de aranceles que implantará EEUU en su guerra económica para sostener su hegemonía.

La situación es francamente grave. El llamamiento al rearme europeo se está interiorizando por diversos sectores como algo necesario para activar la industria y la economía, tal y como sucedió hace unas semanas en el Parlamento de Navarra. Pero una economía basada en la guerra y en la venta de armamento, sólo tiene futuro si la guerra criminal se perpetúa, que es lo que necesita el capitalismo para reproducirse, y parece que también los políticos que nos arrastran hacia ella. Que este tema se considere pública y simplemente como algo “a estudiar y valorar” por sectores políticos que hace cuarenta años votaron con orgullo por el NO a la OTAN, es muy preocupante.

Tanto en Navarra, en el resto de Euskal Herria, así como en Aragón están aumentando el número de empresas, centros, universidades y entidades financieras involucradas en actividades relacionadas con la industria militar, o sea, producción para el desperdicio y la guerra. Al mismo tiempo sufrimos la usurpación del territorio con un polígono de tiro y aeródromo militar. De ellos se sirve el Ministerio de Defensa y la OTAN para probar todo el arsenal que emplea en el exterminio de países, o en el control de las fronteras, y que se han convertido en trampas mortales para quienes huyen del horror que exportamos desde nuestra privilegiada civilización colonialista. Estas instalaciones militares integradas en la base militar de Zaragoza forman parte de este entramado militar que hasta ahora ha servido de entrenamiento, pero bien podría convertirse en objetivo militar en cuanto la tensión bélica vaya en aumento.

En la última visita de una Comisión del Parlamento navarro al polígono de Tiro de las Bardenas, el coronel de las mismas se esforzaba en dar datos sobre el bajo impacto medioambiental que se produce en la Reserva Natural en la que está instalado. Eso sí, “se le olvidó” señalar el consumo de combustible de las aeronaves, el tipo de armamento que se utiliza, en qué operaciones se van a destinar, o a qué países se compran. No esperamos honestidad por parte del ejército, ni de la OTAN. Nunca la han tenido ni la tendrán. Pero sí creemos necesario hacer una reflexión tan necesaria como urgente: tenemos que situar el antibelicismo como prioridad en nuestros ámbitos de transformación social y política. Es un asunto central, que afectará al porvenir de las próximas generaciones. Es primordial organizarnos de nuevo ante esta estructura de muerte que vuelve a poner nuestra vida y nuestro futuro en peligro. Empecemos por rechazar el próximo contrato de arrendamiento en Bardenas en 2028, y exijamos de nuevo, y con más razones si cabe, la salida de la OTAN y el desmantelamiento de sus bases militares.
Es momento de tomar las calles y de organizarse ante la barbarie. Defendamos la vida y la humanidad, ante sus planes genocidas.

¡¡¡OTAN NO, BASES FUERA!!!
¡¡¡¡Que no nos arrastren a la guerra!!!

Firmado: Noemí Solanas Soler, Pablo Lorente Zapatería, Tania González Aguirre, Chuse Serrano, Rosalía Bona Tramullas, Tomás Ramirez, Noel Iriz, América Cogollos, Íñigo Lázaro, Jabier Pérez Cueva, Diego Mainz Benito, Mabel Pascual, Bruno Gaspar, Ramón Lacalzada, Carlos Guillén Sola,