Marta Oreja durante su voluntariado en Kenia el pasado verano
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Marta Oreja Bernal acaba de fundar la ONG Supporting Healthcare in Kenya, una iniciativa con la que pretende lograr el compromiso de la ciudadanía y conseguir acercar toda la ayuda que sea posible a los centros médicos del país africano.

La ONG colaborará con los centros médicos y hospitales locales de Mombasa

La joven, de 27 años de edad, profesora de inglés y francés en ESIC Idiomas, y afincada en Tudela desde 2014, se embarca en esta aventura después de varios años colaborando con distintas ONGs. “Siempre he tenido vocación por el voluntariado. De hecho, antes de estudiar Filología Inglesa y Francesa, quería estudiar Trabajo Social pero mis profesores me recomendaron que escogiera un camino más académico, así que me decanté por la lingüística, que es otra de mis pasiones, y decidí dedicarme al trabajo social como hobby”, relata.

Marta no falló a su compromiso. Empezó como voluntaria en la Prisión de Mujeres de Barcelona y, tras esta experiencia, puso su objetivo en el voluntariado internacional; primero en la escuela de primaria Anubanbaantormuanglang de Chiang Mai, Tailandia y después en el orfanato Shree Hindu Ananthashran de Jaipur, en la India. Ambas experiencias, reconoce, la decepcionaron: “Tanto en Tailandia como en la India pregunté si les llegaban las ayudas. Me dijeron que estaban muy agradecidos con la ayuda que prestaba, pero insistí en saber si llegaba la económica y en ambos sitios me dijeron que no”. Regresó a casa con la desilusión en la maleta, pero aún le quedaba la esperanza de que lo vivido en Asia no es lo común entre las organizaciones de voluntariado.

Los orfanatos de Kenya

Decidió embarcarse por tercera vez, con destino a Kenia, donde sí pudo comprobar que la ayuda económica llegaba. Comenzó su estancia colaborando en el orfanato Baby Life Rescue Centre, pero su inquietud la hizo ir más allá. “Vi que los niños que estaba cuidando se encontraban en buenas condiciones, y no quería que mi trabajo se limitara a hacer que los que ya estaban bien estuvieran mejor. Yo quería lograr que aquellos que estaban mal estuvieran mínimamente bien”.

Mi objetivo es que puedan acceder a asistencia médica y no mueran porque no se han curado a tiempo

Así que, en su quinta semana se aventuró por las zonas más pobres de Mombasa con el propósito que la había llevado hasta allí: ayudar a los niños más desfavorecidos. “Encontré un orfanato en condiciones extremas de pobreza. Impactada por la miseria en la que vivían esos niños, colgué algunas imágenes en mis redes sociales y pedí colaboración a todos mis contactos. Mi gente respondió muy bien a mi petición, ya que empezaron a colaborar con donativos y logré recaudar una gran cantidad de dinero”.
Lamentablemente, los fondos nunca pudieron ser entregados a ese orfanato. “Tuve la mala suerte de caer enferma. Cogí una infección de sangre (sepsis) y contraje el virus del Dengue. Desafortunadamente, tuve que pasar mis últimas dos semanas en un hospital local, del que ya no pude salir, ya que me dieron el alta 4 horas antes de mi vuelo de regreso a España. No me quedó otra que entregar los donativos que había recaudado, a ese hospital. Concretamente, los doné a una joven madre, de 24 años, a cargo de un bebé de 1 año y 7 meses. Tenía cáncer y gracias al donativo pudo costear la quimioterapia”.

Tres meses después de la experiencia vivida en Kenia, ha decidido fundar su propia ONG para colaborar con los centros médicos y hospitales locales de Mombasa. “Seré yo misma la encargada de hacerles llegar los fondos recaudados, desplazándome al país africano cada verano, evitando así cualquier intermediario. Es la única forma de asegurarme de que la ayuda económica llega íntegra” resume.

“Supporting Healthcare in Kenya”

Este verano volverá a Mombasa con su nuevo proyecto debajo del brazo. La ayuda que consiga reunir, explica, se va a destinar a los objetivos que marca su ONG, centrada en ayudar a bebés y niños enfermos, el blanco más vulnerable de la sociedad.
En Kenia, el sistema sanitario difiere mucho del que conocemos. “La Seguridad Social es un privilegio del primer mundo. Allí, para ser ingresado en un hospital hay que pagar, pero los recursos económicos de algunas familias son tan escasos que no pueden ni costear la tasa de ingreso, que son sólo 20 euros. Mi único objetivo es que los atiendan, les proporcionen asistencia médica y no mueran de una enfermedad que no se ha curado tiempo. En Mombasa, con poco se puede hacer mucho y lo que aquí no significa nada, allí puede significar la vida”, explica.

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Puedes descubrir el proyecto y cómo colaborar en www.facebook.com/mamaduke281