Javier Lucunza, Pedro Mª Arregui, Juan Sáinz y Jabitxu Pérez de Obanos durante una de las primeras salidas de los gaiteros de Tudela en unos carnavales. Foto: Archivo Gaiteros de Tudela
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Los Gaiteros de Tudela-Tuterako Gaiteroak celebrarán el próximo curso que se inicia en octubre el 40 aniversario de la llegada de la gaita a la capital ribera. Será un curso de celebraciones y actividades que tendrán como primer exponente la presentación de un nuevo disco de los gaiteros tudelanos y que culminará durante las fiestas del próximo año.

Jabitxu Pérez de Óbanos, miembro del colectivo desde sus inicios, recuerda que hasta mediados del siglo pasado la gaita había formado parte de una especie de coto cerrado que hacían sonar tres familias en Navarra y que provocó que el número de gaiteros  fuese prácticamente testimonial y nada comparable a la expansión que ha experimentado en estas 4 últimas décadas. «En los años 50 y 60 solo quedaban tres familias y las tres de Estella, los Elizaga, los Montero y los Pérez de Lazarraga», señala Pérez de Obanos.

La expansión de la gaita tiene una historia curiosa, relata el gaitero tudelano. «En los años 60 aparecieron en la escena los hermanos Lacunza, unos navarros de origen pero bilbaínos de residencia que empezaron a tocar en los Sanfermines, y que tomaron la decisión de enseñar a la gente y de abrir la gaita al resto del mundo. Hasta entonces había sido un instrumento que se había convertido en el medio de vida de estas tres familias de Estella y guardaban su enseñanza casi como un secreto al que solo accedía la familia o alguien muy cercano que pasaba a formar parte de esa especie de clan».

El error de Elizaga

El incidente que provocó que la gaita se extendiera por casi todos los rincones de Navarra, la Rioja y localidades de Aragón, recuerda Pérez de Obanos, fue la venta de unas gaitas de Elizaga a los Lacunza pensando que solos jamás aprenderían a tocar el instrumento de la doble lengüeta pero, afortunadamente, se equivocó. «No sólo aprendieron, sino que se dedicaron a la enseñanza de la gaita. En Pamplona en primer lugar, donde abrieron la enseñanza a todo el mundo consiguiendo que en apenas unos años hubiera suficientes gaiteros en Pamplona, de donde habían desaparecido en los años 40. Posteriormente se dedicaron a difundir la gaita en las demás Merindades navarras. Primero en Estella y en noviembre de 1979 en Tudela».

El desembarco de la gaita en Tudela

Los Lacunza llegaron a la Ribera atraídos por una creciente demanda de los grupos de danza de la zona. Los Paloteados comenzaban a recobrar fuerza en unos casos y a recuperarse en otros y decidieron montar una escuela de gaita. «Venían un día a la semana a dar clases a las que acudíamos principalmente gente vinculada a los grupos de danzas, Anaiak y Tutera Taldea. En el primer curso estuvimos 8 personas de Tudela, Fustiñana y Ribaforada, y de aquellos primeros alumnos seguimos Macario Huguet en Ribaforada y en Tudela solo yo. En los inicios estuvieron Juan Sáinz, Pedro Luis Arregui y Felipe Martín con el tambor. A los dos años más o menos llegó Fernando León, que es la persona que hasta ahora ha estado conmigo más tiempo en los Gaiteros de Tudela», rememora.

La gaita se sumó pronto a las fiestas de Tudela. «No teníamos el nivel para tocar unas fiestas al completo, pero sí conseguimos que la gente que nos estaba enseñando viniera a las fiestas a tocar. Se incorporó el Baile de la Era, los gigantes, que hasta entonces tenían porteadores, comenzaron a introducir bailes y de la mano de la gaita se fueron metiendo muchas otras cosas que hoy forman parte de las fiestas», asegura Pérez de Obanos.

A los 5 ó 6 años el grupo de Tudela ganó autonomía y tanto Jabitxu Pérez de Obanos como Fernando León comenzaron a hacer crecer un grupo que en la actualidad cuenta con una plantilla que conforman alrededor de 15 personas. «Además de tocar hicimos nuestro el espíritu de los Lacunza de intentar atender toda la demanda que existía para enseñar la gaita tanto a nivel local como comarcal. Se crearon escuelas en Cascante, Cortes, Buñuel, se traspasaron las fronteras de Navarra llegando a las Cinco Villas de Zaragoza y en la actualidad la gaita se ha ganado un hueco en las escuelas de música de Ribaforada, Ablitas y Castejón como instrumento. «La gente tiene la oportunidad de ir a unas escuelas donde acceden a una formación más programada. A nosotros nos ha tocado reciclarnos y meternos en el mundo académico, ir a estudiar fuera y hacer cosas que nos ha venido bien como músicos y también instrumento de cara a su desarrollo», asegura el gaitero tudelano.