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COP27, ejemplo de greenwashing, por Iñaki Larrañeta, miembro de la asociación Acción Clima

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El próximo mes de noviembre se celebra la COP27, ese encuentro mundial de países para tratar el problema del cambio climático. A estas alturas ya son pocas las personas o corporaciones que niegan que exista dicha crisis climática, siendo éstos abanderados del negacionismo por ideología o intereses espurios. Las corporaciones de los combustibles fósiles han ocultado durante décadas que sus actividades dañaban el medioambiente, el clima y nuestra salud, escondiendo sus propios estudios en lo más hondo del más escondido cajón. Y no sólo los escondieron, en 1989 crearon algo llamado Global Climate Coalition, el cuál trabajó para bloquear cualquier legislación en materia ambiental y, a través de la desinformación, sembrar la duda en la sociedad.

No hay duda que lo consiguieron durante décadas, hasta que ya las evidencias científicas han sido tan contundentes, que no les ha quedado otra que cambiar su estrategia. Siguen optando por el engaño, en este caso haciendo parecer que están del lado de las soluciones, mostrándose a la sociedad como corporaciones concienciadas y muy preocupadas por el medioambiente, cuando la realidad es que siguen con su sucio negocio de combustibles fósiles. No es de extrañar que algunas de estas empresas, en un alarde de greenwashing (crear una imagen ilusoria de responsabilidad ecológica), patrocinen las propias reuniones de la ONU para tratar la crisis climática, las llamadas COP. Qué seguras estarán de que estas reuniones no son una amenaza para su negocio, que incluso las patrocinan. La COP25, celebrada en Madrid en 2019, fue patrocinada por Acciona, Endesa e Iberdrola, entre otras. La COP26 de Glasgow, patrocinada por otras energéticas, como la escocesa SSE y Scottish Power, entre otras empresas tan conocidas como Unilever, que juntas, sus actividades en un año registraron tantas emisiones como las de todo el Reino Unido.

La COP27 de este año será patrocinada entre otras por Coca-Cola, uno de los principales productores de plásticos del mundo, o la aerolínea Egyptair, entre otras muchas. Cualquiera podría pensar que estas reuniones no son más que una juerga entre colegas contaminadores y sería un buen guion para una comedia, a no ser porque el tema es muy serio, el cambio climático es un problema global que alcanza una perspectiva ambiental, política, económica y social, en definitiva, nos lo jugamos todo. No podemos permitir que empresas, por defender su negocio, retrasen deliberadamente las soluciones a la crisis climática y que pongan en peligro el futuro de las próximas generaciones.

El 79% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea son debidas a la quema de combustibles para usos energéticos o de transporte, según datos de Eurostat. España, junto con otros cinco países de la UE, acumulan alrededor del 66% de emisiones del continente. Y unas 90 empresas son responsables de casi las dos terceras partes de las emisiones mundiales.

Tampoco podemos olvidar que aparte de las consecuencias del cambio climático, nuestro modelo de sociedad basado en los combustibles fósiles provoca guerras por su control, desastres medioambientales, muertes por contaminación y crisis energéticas como la que estamos viviendo este año y que se prevé un invierno donde los índices de pobreza energética escalen a niveles alarmantes.

La revolución energética es el único camino y esta revolución debe estar en manos de la ciudadanía para que sea una transición justa, democrática y que realmente proteja el medioambiente del que dependemos para vivir. Necesitamos prescindir de los combustibles contaminantes, incluida la nuclear, y lo podemos conseguir desterrando el despilfarro energético, asumiendo el ahorro y eficiencia energética, con una profunda reforma del sistema eléctrico, del transporte y cubriendo nuestras necesidades reales con energías renovables.

No podemos dejar que quiénes nos han llevado hasta aquí sigan retrasando las soluciones, poniendo en grave peligro un futuro digno para las presentes y futuras generaciones. Desde la Alianza por el Clima de Navarra, de la que formamos parte, organizaremos en Pamplona-Iruña una COP27 alternativa, una cumbre por la vida, con actividades dirigidas al empoderamiento de la ciudadanía. El momento es ahora y es nuestro momento, el de toda la sociedad.

Iñaki Larrañeta. Miembro de la asociación Acción Clima