Inicio Tudela Consuelo Enciso, una abuela con mucha historia

Consuelo Enciso, una abuela con mucha historia

La Abuela de Tudela recibirá el homenaje y cariño de la peña Moskera el día 27 de julio a las 12:00 del mediodía

Consuelo Enciso abuela
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Consuelo Puyo Enciso será este año la encargada de encarnar a todas las abuelas tudelanas y protagonizará el cariñoso homenaje que realizará la Peña Moskera de Tudela a la Abuela de Tudela el mediodía del 27 de julio.

La «joven» de 99 años toma el relevo de Pilar Pérez Munárriz «Rosica» y mantiene el rango de edad del homenaje en los 99 años a la espera de llegar al centenario el próximo mes de agosto. «La verdad es que me hace ilusión. Era algo que no pensaba», reconoce.

Consuelo Puyo puede presumir de ser tan tudelana como Santa Ana. Nació el 30 de agosto de 1924 en la Plaza de los Fueros. Su padre fue Eleuterio Enciso, un conocido sastre de la época también popular por ser el taquillero de la Chata de Griseras. Se casó con José Marzal «Cacoles» con quien tuvo dos hijos, Mª Carmen y Enrique, y es abuela, además de José y Marta.

Testigo de la vida de Tudela desde la Plaza de los Fueros

Vivir en la Plaza de los Fueros la ha convertido en una espectadora privilegiada de los aconteceres de prácticamente el último siglo en la capital ribera. Todavía recuerda como, con 11 años, presenció en directo la llegada de los golpistas de Corella entrando a tiros en la Plaza de los Fueros de Tudela. «Aunque yo era muy chavalica los vi entrar desde el arco. Mis padres subieron corriendo a mi habitación pensando que estaría asomada al balcón con el tiroteo que hubo», recuerda.

De aquella época tampoco olvida el dilema al que tuvo que enfrentarse su padre al poder librar del frente a uno de los tres hijos que tenía en la guerra. «Eligió a mi hermano Moisés, pero sufría mucho porque si salía mal y le pasaba algo a otro hermano siempre le iba a quedar el remordimiento». Al final, recuerda, hubo suerte y volvieron todos.
El destino también quiso que se librara de vivir en primera persona uno de los acontecimientos trágicos que dejo la guerra civil en Tudela. Como recuerda su hijo Enrique, la abuela era mala comedora, y su madre aquel mes de agosto de 1937 la dejó castigada sin ir a las ferias que se situaban en el Paseo Vadillo, hoy Paseo de Invierno. «Solo comía sesicos y no terminaba de merendar así que no le pilló el bombardeo por mala comedora», recuerda la familia. Curiosamente el homenaje tendrá lugar en la Plaza que hoy recuerda a las 13 víctimas que dejaron las bombas arrojadas desde los tres aviones rusos del Ejército republicano que erraron en sus objetivos, haciendo saltar por los aires la Fuente de los Angelotes.

Los bailes de las fiestas

En su juventud, relata, pudo disfrutar de las fiestas, el baile en la «puñalada» y de la Revoltosa, un acto que le evoca muchos recuerdos y alegrías. «Mi madre no me dejaba meterme en la Revoltosa, pero yo entraba la primera y salía la última cuando ya no podría más. Cuando llegaba a casa mi madre me decía que no le dijera que no había estado porque casi no podía ni respirar. Una vuelta solo le decía o me quedaba escondida detrás del quiosco hasta que me serenaba».

También ha disfrutado de los toros, señala, que podía ver desde la barrera. «Mi padre dejaba doblado un billete del taco que guardaba siempre para mí», recuerda.
Profesionalmente, la Abuela de Tudela ha dedicado su vida a la costura. Trabajaba en el taller junto a su padre y reivindica para sí el invento del pantalón de señora. «Yo inventé el pantalón de señora y me quisieron llevar a trabajar a Barcelona, pero no quise ir y me quedé en el taller sastrería de mi padre», recuerda.

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