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El Centro Especial de Empleo de Amimet ha celebrado celebrado en sus instalaciones del Polígono de las Labradas sus 30 años de historia, una trayectoria y un trabajo que ha abierto el acceso al mercado laboral a más de 800 personas con discapacidad en la Ribera.
Lo que comenzó en enero de 1987 como un pequeño taller en el que trabajaban cuatro personas con discapacidad cosiendo botas se ha convertido tres décadas después en un centro de referencia para la Ribera, con dos centros, uno en el polígono industrial municipal y otro en el polígono de las Labradas, con un centenar de personas empleadas y la satisfacción de mantener abierta una puerta al mercado laboral para aquellas personas con diversidad funcional que residen en la Ribera, personas que lo tienen más difícil para encontrar un trabajo. “El Centro Especial de Empleo es para muchas personas el primer contacto con el mundo laboral y en otros casos el único. Por ello, es motivo de celebración habernos mantenido durante tres décadas en un mercado laboral tan complicado como es el de la Ribera”, ha resaltado el presidente de Amimet, Enrique Burgos.
La historia, el cuento de la alpargata que se convirtió en Logintegra
Javier Muerza ha sido uno de los grandes protagonistas de la historia de Amimet y así ha querido reconocérselo la asociación, haciéndole entrega de una mención honorífica en el acto conmemorativo del 30 aniversario de Amimet.
Muerza ha repasado la historia a modo de cuento, resaltando cómo la alpargata que dió inicio a la actividad de la asociación se ha convertido hoy en Logintegra, un centro que integra la diversa actividad industrial y logística que desarrolla Amimet con la integración laboral de las personas con discapacidad.
Ha recordado los inicios de la asociación en 1979, impulsada un grupo de personas que habían coincidido en la asociación Frater de los Padres Capuchinos y cómo en el año 1981, con la ayuda del sacerdote Tomás Castillejo comenzaron a organizar sus primeras iniciativas. De ellas surgió un estudio sociológico colectivo realizado en el año 1986 en el que se analizó el nivel de formación, salud o empleo de las personas con discapacidad de la Ribera, un estudio en el que se resaltó la baja formación de las personas con discapacidad, que el 80% estaba en paro y las oportunidades que en esos momentos estaba ofreciendo para el empleo el sector del calzado, planteando la creación de dos centros, uno en Tudela y otro en Corella-Cintruénigo. Se puso en marcha la iniciativa, recordaba Muerza, y más de 30 personas se inscribieron ante la posibilidad de acceder al mercado laboral.
Mientras se gestaban estos primeros pasos, otras entidades de ámbito nacional, como la ONCE y Prodiecu, daban los suyos y procedían a contratar a una veintena de las personas que se inscribieron en el proyecto de Amimet. A ello se sumó la muerte de Castillejo en 1986, momento en el que las personas que permanecían al frente del proyecto se plantearon el debate de iniciar una cooperativa o iniciar un proyecto como Centro Especial de Empleo a través de la asociación, rememoraba Muerza. Se optó por la segunda propuesta y en enero de 1987 Amimet recibió el NA2 para la puesta en marcha de su proyecto.
Con la decisión de constituir la empresa se contactó con una empresa de calzados de Arnedo, que respaldó la iniciativa y se ofreció a formar al personal y a suministrar materia de trabajo. Fue entonces cuando Amimet tuvo que superar un nuevo obstáculo. De las 30 personas apuntadas inicialmente habían quedado 4 «y hubo que ir buscando gente casa por casa y puerta por puerta en situaciones realmente curiosas», recordaba Javier Muerza. En un semestre el centro especial de empleo pasó de 4 a 8 trabajadores. El material de calzado fue insuficiente y Amimet se lanzó a buscar trabajo en nuevos sectores hasta que en el segundo semestre de 1987 aparecieron SKF y NACESA, «las primeras empresas importantes en creer en nuestro proyecto y con las que no hemos dejado de colaborar hasta la actualidad», agradecía Muerza.
El cuento de la alpargata se fue convirtiendo en otra cosa, explicaba Muerza. «Contactamos con cientos de empresas, trabajábamos rodamientos, potenciómetros, manipulados, embalajes, jardinería, fundas de asiento para coches… También se abordó el trabajo con un producto propio a través de las encuadernaciones y la puesta en marcha de venta de material de oficina y papelería, siempre con el objetivo de dar empleo al mayor número posible de personas con discapacidad».
En estos 30 años también ha habido momentos difíciles, reconocía, con la crisis de los 90 con los expedientes de extinción de empleo en NACESA y SKF que afectó de manera directa a AMIMET, momento en el que con la colaboración de ASPACE se reconvierte buena parte de la actividad del CEE para confeccionar fundas para asientos de coche, y la crisis de 2008, que afectó de manera muy importante al centro en un momento en el que se habían abordado grandes inversiones.
En la actualidad, ha concluido Muerza, «la alpargata se ha convertido en Logintegra no porque haya magia como en un cuento, sino gracias a cientos de personas que han dado lo mejor de sí mismos para conseguir lo que hoy somos en la actualidad».
Reconocimientos
Con motivo de la conmemoración del 30 aniversario del Centro Especial de Empleo, Amimet ha querido reconocer a aquellas entidades y personas que han estado ligadas de manera directa con su historia. Se ha agradecido a SKF, NACESA, Servicio Navarro de Empleo y Ayuntamiento de Tudela su complicidad en estos años. También se ha reconocido a los trabajadores más veteranos del centro, Mª Luisa Sánchez, Isabel Hernández, José Mª Hernández, Pablo Jesús Sesma y José Luis Munárriz, y se han entregado dos menciones por su trabajo en la asociación a Javier Muerza y José Antonio Gil.
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