Cantante es el participio agente del verbo cantar, y su significado es “el que canta”. Pero no me refiero a esas personas, normalmente todas, que de vez en cuando entonamos una canción porque nos gusta o estamos de fiesta, sino que me quiero referir a quienes hacen del canto su profesión y forma de vida.
De un tiempo a esta parte, y yo diría que desde hace ya bastante tiempo, muchas televisiones suelen finalizar sus informativos con cantantes que nos ofrecen música y letra de temática variada, o alusiva al momento actual, como es ahora en el caso de la pandemia. Y no es para quejarse de tales cantantes, porque algunos tienen realmente calidad, pero es una costumbre del todo excesiva, y sobre todo excluyente. De tanto ver y escuchar a estos artistas, el espectador puede llegar a pensar que este tipo de música es la principal manifestación de la cultura, relegando a otros representantes tan importantes al menos como cualquier moderno trovador.
Muchas televisiones suelen finalizar sus informativos con cantantes que ofrecen músicas y letras variadas
Porque también las tv podrían citar brillantes párrafos de escritores clásicos, que saben profundizar en los rincones del espíritu humano, o recitar poemas breves, que suelen ser casi siempre bellas reflexiones sobre la vida. O elegir pasajes de reconocidas sinfonías, o mostrar magníficas obras de la pintura o la escultura, que desgraciadamente suelen dormir, como los poetas y los escritores, en el sueño de los olvidados.
Claro que igualmente podrían sacar a colación ideas y logros de los grandes científicos, a quienes tanto debemos sin tenerlos en cuenta, sean físicos o matemáticos, biólogos o astrónomos, médicos o químicos, sin desdeñar a los grandes humanistas como son los psiquiatras, ensayistas y filósofos, ni por supuesto a personalidades religiosas, sean de cualquier credo, pues sin duda han dicho cosas muy importantes sobre la vida y el ser humano, aunque hoy estén casi prohibidas en aras de una mal entendida progresía. Incluso frases y pensamientos de políticos, que los ha habido interesantes e incluso hay algunos todavía, cuyas ideas pueden servirnos de enseñanza.
Desperdigados así, con citas breves programa tras programa, enriquecerían mucho más nuestro bagaje cultural, y los espectadores reflexionaríamos, de cuando en cuando, sobre tales manifestaciones. Pero si quienes diseñan esos programas se limitan a llamar a uno y a otro cantante, están marginando el acervo cultural de que disponemos, y cuesta entender que hayan estudiado una carrera universitaria.
Alfonso Verdoy