El previsible declive de la industria automotriz en Navarra provocará un vertiginoso tránsito desde niveles de bienestar hasta la cruda realidad de la pérdida del trabajo, inmersión en umbrales de pobreza y dependencia en exclusiva de los subsidios sociales, con lo que el retorno al medio rural se perfilará como una alternativa seria.
Así, según CCS (Centro de Colaboraciones Solidarias), “no es posible seguir creciendo de forma indefinida pues seguir por esa senda tan solo producirá más miseria social y más destrucción ecológica y para ello hay que gestionar de forma sostenible nuestra riqueza natural” .
En este contexto de retorno al sector primario, Navarra basará su fortaleza en la tríada mediterránea (cereal, vino y aceite) así como en la industria agroalimentaria y en la explotación agropecuaria y forestal. Agricultura, ganadería y explotación forestal son sectores que llevan décadas en decadencia, ahogados por la competencia desleal que impone la economía global y sin embargo tienen un enorme potencial para crear eco-empleo.
Para ello sería necesario apoyar la producción ecológica de alimentos, incentivando el consumo local de productos agrícolas y ganaderos autóctonos y promoviendo la conversión de la actual industria forestal hacia explotaciones que cultiven especies de mayor valor añadido o que produzcan de forma sostenible la biomasa que necesita el país para reducir su dependencia de los combustibles fósiles
Por otra parte, la escalada de los precios del gas y la electricidad habría escenificado el fracaso rotundo de las políticas energéticas de una Unión Europea incapaz de lograr la utópica autosuficiencia energética. En este contexto, emerge la energía verde como alternativa energética lo que implicará la conversión de la actual industria forestal hacia explotaciones que cultiven especies de mayor valor añadido o que produzcan de forma sostenible la biomasa necesaria para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y de lo que sería paradigma la planta de biomasa de astillas de madera de Aoiz (Navarra) que estará operativa en el 2022.
Asimismo, dado que la producción de astillas de madera es más barata que la de pellets, no sería descartable la instalación de nuevas plantas de biomasa de astillas en la Montaña navarra que utilizarán la madera de aprovechamientos forestales en población próximas para fomentar la economía circular, minimizar la huella de carbono y optimizar la cadena de valor, con la consiguiente creación de puestos de trabajo fijos que posibilitarán el crecimiento demográfico de la Laponia navarra que abarcaría desde las Amezkoas hasta el valle del Roncal, incluyendo Urbasa, Andia, Quinto Real, Arce, Aezkoa y Salazar.
Así, el Gobierno de Navarra estaría estudiando la instalación de una nueva planta de Biomasa de astillas en el polígono de Iciz (Salazar) para aprovechar las sinergias de las explotaciones forestales en los valles de Salazar, Aezkoa y Roncal donde se habrían incrementado exponencialmente las talas de madera de pino debido a una subida de precios que rondaría el 170 %.
En consecuencia, la biarra forzará al imaginario colectivo navarro a adoptar una nueva forma de pensar y una actitud proactiva ante la irrupción del nuevo escenario de crisis mundial que tendrá como efectos benéficos el redescubrimiento de valores caídos en desuso como el esfuerzo, el decrecimiento, la economía circular, el auzolan, la solidaridad, el respeto por el medio ambiente y la búsqueda de una nueva utopía.
La utopía así concebida sería el camino para alcanzar un sueño que llevaría implícito en su potencia la facultad de devenir en acto concreto (en el camino está la meta), siendo preciso transitar por la senda marcada por il poverello d´Assisi: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible”.
Germán Gorraiz, analista