Hace tiempo que ustedes, estimados dirigentes del “mundomundial” (o sus precedentes en el Poder) decidieron que muchas circunstancias de la Vida (y, por lo tanto, de la Muerte) dependiesen de la elección de un botón al que pulsar. El problema se presenta cuando la persona que tiene que pulsar un botón tiene varias opciones. Esto nunca debería haber sido así. No es justo, verbi gratia, que una persona responsable tenga que jugarse su responsabilidad en la elección de tres botones. Porque tiene un 66,6 % de posibilidades de equivocarse, con las fatídicas consecuencias que tal error pueda ocasionar. En el caso de que sean dos los botones, la posibilidad de error es de un 50 %, que, a veces, equivale a tener que jugarse la vida a un cara o cruz.
Por todo ello, es por lo que me dirijo a ustedes, Fieles Guardianes del Orden Mundial, para que simplifiquen el tema de las botonaduras. No está bien que quienes tienen que acarrear con la onerosa responsabilidad de una pulsación, casi siempre con el dedo índice, decidan temas de calado social o, incluso, vital.
si a un congresista español se le exige, nada más y nada menos, que pulse el botón adecuado entre tres que rezan respectivamente SÍ, NO y ABSTENCIÓN, se le está sometiendo a una extrema presión psicológica
Con todos los respetos, les voy a poner un ejemplo: si a un congresista español se le exige, nada más y nada menos, que pulse el botón adecuado entre tres que rezan respectivamente SÍ, NO y ABSTENCIÓN, se le está sometiendo a una extrema presión psicológica, por la que apenas cobra entre 55.800 hasta poco más de 230.930 euros brutos al año. Cuantificar en euros la responsabilidad individual es, además de injusto, anacrónico y, por si fuera poco, si se produce un chandrío por la elección errónea, puede abocar a la persona pulsante a la amputación del índice o, lo que es mucho más drástico e irreversible, al suicidio.
Es por lo que les conmino humildemente a que simplifiquen el tema y reduzcan todo a la pulsación de un único botón. En el caso citado bastaría con tener un solo botón que diga NO. Está claro que si la propuesta a votar procede de la oposición siempre tiene que ser NO. Y, en el caso de que proceda de los nuestros, es cuestión de plantear la propuesta en negativo y, basándonos en el axioma de que “dos negaciones afirman”, votando NO al NO habremos votado SÍ.
Solo pido lo que ustedes ya tienen. Porque ustedes, Fieles Guardianes del Orden Mundial y poseedores, por lo tanto, de armas nucleares, tienen un único botón para mandar el mundo a la mierda. El ejemplo más inminente lo tenemos con el camarada Vladimir que, si las cosas se le tuercen y no consigue aniquilar a Ucrania, no tendrá problemas para apretar un único botón nuclear que, para facilitar al tacto el campo de visión, es de color rojo y pone ¡BOOM!
Sean por lo tanto consecuentes con el resto de mortales, que les hemos aupado al poder en las urnas, y, por favor, eliminen botones, lo cual reducirá considerablemente el gasto y, además, se conseguirá que los responsables de las diversas pulsaciones, anuladas las opciones de elección, no tengan problemas de conciencia y no se vean abocados a amputaciones varias o al suicidio. Vale.