El concejal de Cultura, Javier Gómez, y el periodista Fermín Pérez-Nievas
-- Publicidad --

El periodista tudelano Fermín Pérez-Nievas Borderas presentó en la Casa del Almirante «Críspulo Moracho Arregui (1876-1936). Crónica de un coronel navarro fusilado por su lealtad a la República», un trabajo de investigación que le ha permitido reconstruir parte de la intensa historia de este militar tudelano y que le ha valido el premio Biblioteca de Temas Locales Manuel Castel-Ruiz que concede el área de Cultura del ayuntamiento de la capital ribera.

Una breve noticia sobre el atentado sufrido por un coronel tudelano que se encontró durante la lectura de «El eco del distrito» ha sido en esta ocasión el hilo del que ha tirado Pérez-Nievas para sumergirse en una nueva investigación histórica que se ha convertido en su tercera publicación después de «Contra viento y marea, historia de la evolución ideológica del Carlismo a través de dos siglos de lucha» y «Julia Álvarez Resano, memorias de una socialista navarra«. «Averiguar la vida de alguien de quien no sabes nada es una aventura apasionante», reconocía el autor al mismo tiempo que agradecía al Centro Castel-Ruiz que se haya atrevido «a bucear en años duros y desconocidos de la vida de Tudela».

El coronel desconocido

El trabajo desarrollado por Pérez-Nievas ha permitido descubrir a un personaje con una historia propia de un guión cinematográfico en la que su perfil, alejado de los extremismos que marcaron la época, le acabó costando la vida. Alto mando del ejército en tiempos convulsos jugó un papel determinante en la sublevación catalana de 1934 y la declaración de independencia del Estado Catalán dentro de la República Española. Ayudó a sofocar, tomar la Generalitat y detener a los Mossos d’ Esquadra  sublevados juntos al presidente Companys . Sin embargo, fueron los propios detenidos, el comandante Pérez Farrás y Federico Escofet, quienes escogieron al coronel tudelano como abogado defensor, en unos acontecimientos que, reconoce el autor, «acabaron marcando la vida de Críspulo Moracho».

Moracho defendió la inocencia de los Mossos catalanes llegando a decir que «solo obedecían a su deber» y que con su condena «su disciplina y valentía se ha convertido en un crimen», teniendo como único error no apartarse a tiempo del mando al que estaban sometidos. Su posición le llevó a ser relevado del mando del regimiento Alcántara de Barcelona y apartado del servicio. Pasó a estar en el punto de mira de los extremistas, llegando a sufrir tres atentados, uno de ellos el recogido en la noticia de «El eco del distrito», del que salió ileso junto a hijo, y cuya autoría no es atribuida a radicales e independentistas catalanes, sino militares de derechas.

En sus cartas y escritos, Pérez-Nievas se ha encontrado con un militar de discurso medido, alejado de extremismos, barbaries y odios de izquierdas y de derechas, y muy crítico con los nacionalismos. En una de sus cartas, relata Pérez-Nievas, llega a expresar su anhelo de marcharse lejos de un país al borde de la autodestrucción si hubiera dispuestos de los recursos económicos necesarios, y su compromiso con la democracia queda claro cuando define que el papel del ejército «es proteger al gobierno elegido por el pueblo».

Sus últimos días, reconstruía Pérez-Nievas, se inician el 17 de julio de 1936,cuando llega a Tudela en busca de tranquilidad. Un día después se produce el golpe de Estado liderado por el General Franco y se pierde su pista hasta que aparece asesinado el el camino de Valdespartera, en Zaragoza, el 27 de julio de 1936.

La apasionante historia del Coronel tudelano recogida en la publicación se completa con un relato de los acontecimientos vividos en Tudela a partir del 18 de julio de 1936, los sucesos posteriores y la represión de la Merindad más socialista de una Navarra plagada de falangistas y requetés carlistas.