Naron, de la raza rigeliana, envió a la Tierra al heraldo experto en asuntos planetarios, porque le habían llegado rumores sobre la preocupante calidad democrática de cierto País. El informe, tras viajar en la nave superlumínica QOSDN, no se hizo esperar y así lo hizo llegar a Naron.
Se han formado dos bloques irreconciliables: “los de arriba” y “los de abajo”. “Los de arriba” pretenden, pasito a pasito, someter a “los de abajo” a la esclavitud. No dan tregua. Sin ir más lejos, los ladrones de guante blanco que dirigen las eléctricas, amparados por las puertas giratorias que gentilmente abrieron a expolíticos para compensar los favores prestados cuando gobernaban, han decidido empobrecer más a los pobres. Y no solo con el abusivo precio de la electricidad. Otros miserables (entre ellos, el Banco de España y la CEOE) ponen su miserable granito de arena esclavizador, oponiéndose a que el miserable salario mínimo del País se incremente en 15 miserables euros. Pretenden acabar con la pobreza para que reine la miseria, condición necesaria para que la esclavitud sea absoluta e irreversible.
Para que no queden resquicios legales, los Poderes económicos de “los de arriba” se han adueñado asimismo de la Justicia, a la que han quitado el velo de sus ojos, dotándola de lupas y prismáticos de última generación. No es de extrañar sus amenazantes posturas chulescas contra quien intente tocarles uno solo de sus espurios privilegios.
Con el fin de que los esclavos no perezcan, pues son necesarios para sus propósitos, entre los que se encuentra el de “no pegar golpe”, pretenden institucionalizar la LIMOSNA, algo que les encanta. Además, les gusta hacerlo a bombo y platillo y con las dos manos, aunque contravengan así el mandato evangélico en el que dicen creer: “cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha” (Mateo, 6:3).
Salvo aquellos que se han acostumbrado a comer las migajas de sus señores, los “de abajo” son solidarios. Es lo que les salva. De eso ya se dieron cuenta hace tiempo “los de arriba”, porque constituye un auténtico peligro para sus planes. Nada hay más revolucionario que la Solidaridad. Para evitarlo, controlan la mayoría de los medios de comunicación y las redes sociales con el fin de propagar bulos, sembrar odios y dividir a “los de abajo”, con ayuda de los consabidos algoritmos. Parecen tener una extraña adicción a las guerras civiles, en las que, incomprensiblemente, empiezan matándose “los de abajo” mutuamente para glorificar “a los de arriba”.
Naron, con gesto pausado, sacó la pluma y tachó del Libro de las Galaxias a aquel País que había sido dado de alta en la Federación Galáctica, por su madurez, en 1977. Era un hecho sin precedentes.
-¡Asnos estúpido! -murmuró.