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Ariadne Asín Jacue ultima estos días los detalles de la ceremonia tradicional de la Bajada del Ángel que va a protagonizar la mañana del próximo Domingo de Resurrección. Arropada por sus padres, Noelia Jacue y Jaime Asín, el resto de su familia y de todos los que apoyan y cuidan este acto, la niña vive envuelta en ilusión estos días que marcan una particular cuenta atrás se dirige hacia el templete de la Casa del Reloj del que asomará para cumplir con una tradición centenaria en la capital ribera.
Hace apenas unos días podía ensayar colgada los distintos momentos de la ceremonia. Música enlatada, un espacio cerrado, ajustes y reajustes del corse, detalles para asegurar que la pequeña puede desenvolverse de manera cómoda en su papel pero, sin duda, sensaciones poco comparables a las que vivirá cuando se asome desde el templete a la Plaza de los Fueros, con los tudelanos observándola en su descendimiento desde los cielos,aguantando la respiración y con el vello de punta.
Casi ajena a la importancia con la que se vive este momento, Ariadne no deja de sonreir, como el día en el que reapareció en la Plaza para confirmar su protagonismo para la ceremonia de este año. Repite paso a paso cada momento de la ceremonia. Se santigua, deja caer los aleluyas, vuela… con decisión, con determinación y con una felicidad que oculta cualquier atisbo de nervios.
Hacer de Ángel es cumplir un sueño para una pequeña que a sus tres años entró con decisión en la mercería de las Álava para apuntarse como protagonista de la ceremonia. La espera se le habrá hecho especialmente larga en esta ocasión, con una Semana Santa remolona para calendario que ha llevado sus fechas hasta este mediado del mes de abril. Pero Ariadne sigue contenta y feliz, y ese es el mejor regalo para unos padres y una familia entregada en torno a un acto que es emblema de Tudela.
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