Agustín Tejada, autor de Furia Celtíbera
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Agustín Tejada disfruta estos días de los primeros pasos de «Furia Celtíbera», cuarta novela en la que se adentra en este desconocido territorio peninsular para relatar la épica con la que los distintos pueblos que lo habitaban se enfrentaron al poder de Roma.

El libro, reconoce, llega tras una etapa complicada en la que la salud ha tomado el protagonismo de su vida. «Tropecé, caí, me levanté y ya puedo cuidar de mi último hijo de papel», afirma Tejada para resumir estos últimos meses en los que reconoce que la escritura ha sido su tabla de salvación. «Escribo porque es algo que me hace feliz, pero en este caso este libro ha sido mi salvavidas, así que voy a seguir escribiendo», avanzaba en la presentación de la obra que protagonizó en la biblioteca de Tudela.

En «Furia Celtíbera», Tejada se consolida como uno de los mayores divulgadores de celtiberia, con relatos que ayudan al lector a descubrir una parte de la historia peninsular aún muy desconocida aderezada con la épica y aventura que sabe ponerle el escritor tudelano. Reconoce que ha visto tanta épica y tanta historia que contar que los libros se han ido sucediendo solos hasta llegar a esta nueva novela que traslada al lector hasta la primera guerra celtíbera contra Roma.

Los romanos, relata, fueron los encargados de poner nombre propio a una serie de pueblos que hasta entonces habían mantenido su propia identidad y sus rencillas convirtiendo a esta zona de la península en un territorio hostil hasta para sus propios moradores. Como el propio autor ironiza en una conversación de la novela, Roma necesitaba un nombre para resumir y no tener que recordar los nombres de tantos pueblos.

Pobres sin tierra ni espada

De cualquier modo, resume, «tenemos una imagen idealizada de celtiberia, con esa imagen de guerreros pertrechados asociada a sus élites, pero había pobres sin tierra ni espada, mucha desigualdad que obligaba a las personas a echarse a los montes y los páramos. Eran pueblos enfrentados unos con otros hasta la primera guerra que les obliga a crear la primera gran coalición contra Roma».

La historia de «Furia Celtíbera» arranca en el Senado Romano, con Fulvio Flaco tratando de arrogarse el éxito de la conquista y exigiendo su entrada en triunfo en Roma. Sin embargo, la expectativa de una campaña sin recompensa para su sucesor, Tiberio Sempronio Graco, le llevó a dudar de su relato, dejando a Flaco sin entrada triunfal en Roma.

El debate que protagonizan ambos pretores en el Senado Romano, reconoce el autor, ejemplifica la complejidad del conflicto que se encontró Roma en esta parte de Hispania. El conflicto entre ambos dejó a Celtiberia en llamas, reconoce. Durante dos años se vivieron hechos muy violentos porque Flaco y Graco, afirma Tejada, sí compartieron una idea «someter a sangre y fuego a la celtiberia».

Son los años en los que ha puesto el foco literario el autor, con épica desbordante en cada hecho y acontecimiento histórico que muestra el avance de las tropas de Graco desde Tarragona hasta las tierra del Ebro y la Batalla del Moncayo. «Toda historia tiene un determinante y en este caso fue leer sobre la gran Batalla del Moncayo. Tuve claro la historia terminaría ahí, una batalla en la que no hubo medias tintas y de la que solo iba a salir uno», concluye Tejada.

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