Todavía suenan los ecos, alegrías, disgustos que ha dejado la 95ª edición de los Oscar con esta película, la cual ha arrasado con siete premios: mejor película, director, actriz, actor y actriz de reparto, guion y montaje. Daniel Kwan y Daniel Scheinert que debutaron con Swiss Army Man (2016), han roto los pronósticos, y dejan a Tár, a su director, película y actriz sin premio, y lo mismo le sucede a Sin novedad en el frente, pero así es Hollywood. La historia narra la vida de una inmigrante china, propietaria de una lavandería hastiada de su vida que se convertirá en heroína del universo por azar. El film lo protagonizan: Michelle Yeoh, Stephanie Tsu, Jamie Lee Curtis, Jonathan Ke Quan.
Estamos en un pueblo de California, Evelyn Wang (Michelle Leoh,) posee una lavandería, un trabajo que ha acabado odiando, y que le asfixia económicamente. Por si fuera poca desgracia, su negocio va a sufrir la visita de Hacienda, a cargo de Deirdre (Jamie Lee Curtis), una inspectora implacable.
A nivel familiar a Evelyn, las circunstancias no le son más favorables. Su padre Gong (James Hong), al que no soporta, viene de China a visitarla. Además, el marido Waymond (Jonathan Ke Quan), no es precisamente un apoyo, sino otra carga. Junto a estas circunstancias, su hija Joy (Stephanie Tsu), ha elegido este momento de tensiones para presentar a su novia a la familia. Evelyn, siente que no llega a ningún lado, pero un día por azar, se convierte en heroína para salvar este universo y otros mundos del perverso Topaki.
La historia de Daniel Kwan y Daniel Scheinert, es un puzzle, donde “todo” es una mezcla disparatada de géneros, se pasa de las luchas de artes marciales a lo cómico, del drama a la ficción, saltando de la realidad al metaverso y al revés. Si el objetivo era desdramatizar la dura cotidianeidad de una familia inmigrante, lo consigue; a ratos divierte por su imaginación desbordante, pero en su afán por sorprender resulta reiterativa, es caótica en su desarrollo, y con una duración alargada innecesariamente.
Las interpretaciones de Michelle Yeoh y Jamie Lee Curtis resultan solventes. Sin embargo, la actuación de Michelle Yeoh no supera a la de Cate Blanchett en Tár, ni a Michelle Williams en Los Fabelman. El Oscar a Jamie Lee Curtis suena más a reconocimiento a una carrera que a una actuación particular. Lo desconcertante es darle el Oscar a Jonathan Ke Quan, frente a un Brendan Gleeson que en Almas en pena de Inesherin, realizaba una actuación excelente.
En resumen, un film imaginativo, excéntrico, al cual hay que asistir sin ánimo de buscar una estructura lógica, y disfrutar simplemente del rompecabezas de imágenes y universos.