Como siempre suele ocurrir, ELLOS, tras los hipócritas buenos deseos para la Navidad y el Año Nuevo, periodo en el que fingen que “todo el mundo es bueno” y en el que priman las frases dulces, las palmaditas en los lomos y las sonrisas forzadas, llega la realidad. La cruda realidad, exacerbada, si cabe, por ser año electoral. Así que, ELLOS, politólogos exprés, atrapados voluntariamente en las redes insociales, han aumentado el nivel de insultos y descalificaciones contra NOSOTROS, a la vez que ensalzan sin límites sus infinitos méritos. ELLOS hablan, al referirse a NOSOTROS, como “contrarios políticos”, lo que no deja de ser un benévolo eufemismo, porque en realidad nos consideran como “enemigos a muerte”. De esta manera se ha instalado la mala leche en muchos de los momentos de la vida, ya que tanto ELLOS como NOSOTROS coincidimos en innumerables ocasiones, porque las diferentes ideologías “conviven” en familias y amistades.
La dialéctica usada por ELLOS es siempre la misma: los antidemocráticos siempre somos NOSOTROS, los que insultan somos NOSOTROS, mientras que ELLOS se consideran como un dechado de perfecciones que respetan todas las leyes de la democracia y usan el razonamiento más sereno en sus siempre equilibradas disertaciones.
A toda esta dicotomía (que prácticamente divide al mundo entre ELLOS y NOSOTROS, ya que no existe el término medio o, de existir, corresponde a individuos pusilánimes y sin criterios claros, que viven permanentemente en el irresponsable territorio de la DUDA) se le ha dado en acuñar como “fractura social”, cuando, en realidad, tiene más pintas de “guerracivilismo”, estado que, como se sabe, precede a las típicas guerras civiles, ya que acostumbran a caldear el ambiente, intentando conseguir que se alcance el detonante del “golpe de estado”.
Por supuesto, a esta “fractura social” contribuyen no solo las redes insociales, sino también no pocos medios de comunicación, comprados por ELLOS, por lo que consiguen privilegios, muchos de ellos inconfesables. Como reza el dicho, “amor con amor se paga”, sobre todo cuando se cuantifica en euros el precio de ese “amor”.
En resumidas cuentas, NOSOTROS somos los buenos de la película. Lo que hacemos todo perfectamente. Los que gobernamos solo pensando en el bien de la ciudadanía. Basta con ver que, donde mandamos, todo va bien, mientras que todo va mal donde mandan ELLOS. Por eso, debéis votarnos en las próximas elecciones. Solo con NOSOTROS nuestro país conseguirá los más altos niveles de perfección.
Esperamos, desde nuestra humildad y buen saber hacer, haberos convencido. Y, por favor, no caigáis en el perverso territorio de la DUDA. Muchas gracias.