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Ocho y la fábrica de Papá Noel

Cuentos de Navidad del colegio Monte San Julián

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Había una vez en la fábrica de Papá Noel un duende que se llamaba Ocho. Le gustaba comer chocolate y trabajar, él era el duende que nunca paraba de hacer regalos.
A Galleta de chocolate le gustaba correr y jugar con gelatina, ella era la mejor amiga de Ocho. Un día Galleta vio que su amigo estaba más y más cansado de trabajar, así que llamó a Papá Noel para contárselo.

Papá Noel también admitió que lo notaba más raro, pero no quería darle unas vacaciones si Ocho no se las pedía. Galleta de chocolate se lo pensó y se dio cuenta que tenía razón, porque igual Ocho se enfadaba. Sus amigos creían que no podía más, así que decidieron dejar a Ocho unos días a ver si les decía algo, pero nunca lo hizo.
Papá Noel vio que Ocho no tenía intención de preguntar, así que Galleta le preguntó y Ocho dijo:

-¡Porque no!
Entonces sus amigos le regalaron un viaje de un mes a Canarias. Ocho se puso muy contento y se fue a preparar las maletas para el viaje.
Cuando llegó allí se sentó en una silla y, de repente, apareció Galleta de chocolate delante suya y le preguntó qué tal se lo estaba pasando. Justo en ese momento un volcán erupcionó y Ocho fue a ver lo que pasaba y se encontró a Papá Noel echando cubos de agua a la lava.

Ocho fue a hablar con Papá Noel porque debían evacuar la isla e irse a casa y así lo hicieron.

Cuando llegaron a la fábrica, Papá Noel le trajo a Ocho un vaso de chocolate caliente y le dijo:

-Siento lo de tus vacaciones.
Ocho estaba un poco triste, pero se acordó que en unas horas tenían que llevar los regalos a las casas.
Finalmente Ocho cogió el trineo y se fue con Papá Noel, así que, como todos los años, fueron a repartir los regalos y hacer felices a todos los niños y niñas.

Flavius Stefan Pop 5ºA

¡Una Navidad retrasada!

En una Navidad muy fría, dos hermanos y una hermana, decidieron decorar la casa y el árbol de Navidad. Al terminar de decorar se pusieron sus pijamas nuevos de Navidad.
El hermano mayor, tenía un mono de pijama de color rojo con renos de color blanco. El hermano mediano, tenía otro mono de pijama de color negro con estrellitas que brillaban en la oscuridad. Y la hermana pequeña, tenía un pijama de color rosa con unicornios.

Cuando estaban terminando de decorar el árbol, de repente, escucharon unos ruidos. Ellos creían que podía ser Santa, pero… ¡PUM! ¡PUM! ¡PUM! En ese preciso momento, cayeron tres elfos. Los elfos que venían, ¡VENÍAN ALTERADOS!

Los tres hermanos tranquilizaron a los elfos y estos contaron que Santa había tenido un accidente. Los elfos dijeron a los hermanos que ellos habían sido los elegidos para salvar la Navidad. Rápidamente los elfos crearon un portal hacia el Polo Norte. El Polo Norte era muy muy blanco y solo caía nieve.

Una vez llegados a la casa de Santa, lo primero que hicieron fue ir a la sala de juegos a construir juguetes para entregarlos a tiempo. Había pasado un día y los regalos no estuvieron en las casas. Los hermanos y los elfos tuvieron una idea. Y la idea fue, que los elfos pusieran en cada casa una carta para que los niños y las niñas no se pusieran tristes.

En aquel momento, en el taller de Santa, comenzaron a construir los regalos entre todos. Pasaron veinticuatro horas y ¡¡¡YA ESTÁ!!! gritaron los seis a la vez. Ya era hora de repartir los regalos, pero ninguno de ellos sabía conducir el trineo.

En ese preciso momento, Santa se recuperó y como dijeron en la carta, entregaron los regalos el veinticinco de diciembre. Cuando terminaron de entregar los regalos, los tres hermanos regresaron a casa y a la mañana siguiente encontraron DIEZ regalos para cada uno. Y los tres dijeron a la vez:
¡¡¡MENUDA NAVIDAD RETRASADA!!!!

Adam Bikkich Jemmoula 5ºB

La búsqueda de los regalos robados

Una Nochebuena, Papá Noel estaba preparando la entrega de regalos de aquel año. Estaba contento porque le encantaba hacer felices a los niños del mundo. Parecía mentira que algo se le fuese a torcer este año.

Pero sucedió. Mientras él estaba acicalando a sus gloriosos renos, el malvado, astuto y cruel Diablo apareció, se coló en la fábrica sin ser visto y se llevó todos los regalos al Palacio del Inframundo sin dejar nada más que su marca maléfica. ¡Qué triste tragedia! El Diablo estaba ahora en mitad del infierno y a Papá Noel solo le quedaban doce horas antes de medianoche. ¿Qué podrá hacer?

Papá Noel estaba decidido a recuperar los regalos, así que llevó a sus renos a donde estaba el trineo mágico, él se montó y emprendió la marcha hacia el infierno. Cuando llegaron, Papá Noel se puso manos a la obra para avistar el Palacio del Inframundo.

Cuando lo vio, fue a su trineo y les dijo a sus renos:
-¡Hacia el oeste!

Cuando por fin llegaron allí, ya habían pasado cinco horas de las doce que tenía; eso quiere decir, ¡que solo le quedaban siete horas! ¡Tenía que encontrar los regalos, rápido! No le costó demasiado eludir a los guardias, pero tuvo que escalar paredes, pasar por encima de un lago de fuego, mercurio y azufre y encontrar el salón del trono. Cuando entró, le tendió una emboscada al Diablo y recuperó todos los regalos, fue a su trineo, y comenzó la entrega de regalos.

Todos los niños buenos tuvieron una feliz Navidad, un próspero año nuevo y mucha felicidad. Y el Diablo se llevó como regalo unas ciento cincuenta gigantescas montañas de carbón.

¡Feliz Navidad y próspero año nuevo!

Juan Sánchez Garrido 5ºC

La maldición de Navidad

Hace mucho tiempo, en una isla llamada Malreina vivía una familia. Era la familia del Rey de la isla. Eran muy ricos y se podían comprar de todo, pero lo que más les gustaba era gastarse el dinero para decorar la casa de Navidad. Un día Martín ,el hermano mayor fue a desayunar y cuando bajó por las escaleras se encontró toda la casa decorada, pero toda, toda hasta la caseta del perro. Entonces, Martín fue a llamar a su hermana pequeña Samir, cuando llegó a la habitación se la encontró hecha un desastre. Todos los juguetes tirados por el suelo, la ropa encima de la mesa y a lo lejos veía un pie colgando de la cama. Cogió un calcetín y le hizo cosquillas con él , Samir se despertó de tal manera que dio un salto de la cama. Cuando Martín le contó la sorpresa casi se cae por las escaleras.

Poco después del susto los dos fueron a preguntarle a su padre si podían ayudar a decorar la casa, su padre les dijo que ya estaba todo. Samir , entonces ,después de desayunar se puso a recoger la habitación. Al día siguiente, era Nochebuena, el mejor día de todos. Lo celebraron con merluza al horno y de postre turrones y polvorones. La madre de Samir y Martín les dijo que se fueran a dormir ya porque si no no les traían los regalos. Por la mañana, se despertaron súper temprano y cuando bajaron al árbol ¡no había regalos!

Entonces fueron en busca de los regalos. En el suelo, vieron pisadas que iban hasta la puerta las siguieron por la calle, por el parque por todo pero ni rastro de los juguetes. Entonces, cuando Martín estaba pensando en lo que había pasado vio algo brillar ¡era un sobre! que ponía de los Reyes Magos. Llamó a Samir, en ese momento sabían que no se iban a rendir, después de un rato Samir encontró otro esta vez era de Papá Noel. Y unos pasos más adelante encontró otro y este era del Olentzero. Abrieron la carta del Olentzero decía: Buscar en la casa de las galletas. Samir pensó:¿ será la pastelería? y se dirigieron hacia allí. ¡Allí estaban sus regalos!

Maya Navascués Tena. 6ºA

Una triste despedida

Nuestros protagonistas son los gemelos de la familia Pérez. Se levantaron un martes 24 de diciembre. Miraron por la ventana y ¡Estaba nevando! Rápidamente se pusieron las chaquetas, guantes, gorros y bufandas. Salieron muy emocionados al jardín y como todos los años se pusieron a hacer sus muñecos de nieve. Pero no sabían que mientras ellos dormían los muñecos cobraban vida…

-El mío quedará mejor que el tuyo.- Dijo Allan.
-Mentira, el mío será mejor como todos los años.- dijo Amanda con orgullo y se echó a reír. Al acabar los muñecos entraron a buscar las zanahorias, bufandas, gorros , piedras para los ojos y botones. Amanda como siempre elegía la zanahoria más grande. Ya les pusieron todas las cosas y se fueron al parque. Se hizo de noche y se iban apagando todas las luces. Nieve es el que empezó a hablar.

-Por fin nos volvemos a ver, no cambiaste nada.- Dijo con su típica sonrisa.
-Tú tampoco cambiaste nada. No me aguantaba más las ganas de ir a jugar por el pueblo.- Respondió Zanahoria. Nieve asintió y empezaron a caminar lentamente mientras charlaban. Se fijaron en una montaña grande de nieve. Solo con la mirada supieron que pensaban lo mismo. Se pusieron a correr hacia la montaña de nieve. Se tiraron de tripa, cuando ya se cansaron se dieron cuenta que estaba amaneciendo. Se pusieron en marcha hacia su casa. Pues ese día era la noche de navidad y los dos tenían que preparar el regalo del otro. Mientras todos estaban en casa celebrando y riendo, los dos muñecos de nieve estaban empaquetando sus regalos. Ya los tenían preparados,las luces comenzaron a apagarse y todo el mundo estaba dormido. Abrieron sus regalos.

-El mío es simple pero espero que te guste.- dijo Nieve mientras le entregaba el regalo a Zanahoria, al abrirlo era una pulsera muy linda de varios colores.

-Que bonita, muchas gracias.- dijo Zanahoria con una amplia sonrisa en su cara.
-Toma este es tu regalo.- Zanahoria le entregó el regalo a Nieve,lo abrió y vio una linda bufanda nueva de su color favorito, rojo.
-Me encanta, encima es de mi color favorito.- le agradeció Nieve muy alegre. Después de una pequeña charla dieron un pequeño paseo por el pueblo mientras veían a familias reunidas celebrando la navidad.

Cada noche iban a jugar por el pueblo durante una semana más, hasta que un día empezó a hacer mucho calor.
-Ya no nos queda mucho tiempo.- dijo tristemente Nieve mientras se derretía poco a poco. Zanahoria también empezó a derretirse.
-Te voy a extrañar mucho Nieve.- Respondió Zanahoria con lágrimas en los ojos. Lo último que pudo decir Nieve fue:
-Nos veremos el año que viene.- dijo con una triste sonrisa. Zanahoria estaba llorando a lágrima viva por lo tanto no se pudo despedir. A la mañana siguiente, los gemelos Allan y

Amanda se levantaron y bajaron al jardín en busca de sus muñecos de nieve. Pero solo quedaba un montón de nieve ,una bufanda y una pulsera nueva. Desde entonces Amanda nunca se quitó la pulsera y Allan ya tenía una bufanda favorita para cada navidad..
FIN.

Daria Estefanía Deacu.6ºB

El caballero verde

Dicen que si quieres contar una historia correctamente, debes empezar por el principio de todo, todo comenzó por un niño noble y valiente se llamaba Jake , sus padres no eran muy amables como normalmente son los padres pero ellos tenían mucho dinero así que normalmente Jake vivía con los empleados y los guardaespaldas. Jake era un niño con mucha imaginación y vivía soñando cómo sería tener padres como los demás.

Un día como cualquier otro, Jake decidió ir a la calle a disfrutar un poco de su día, a comer un helado. Lo que Jake no sabía es que algo muy raro estaba por venir. Pasado un tiempo, Jake se iba a su casa hasta que un extraño hombre con una ropa muy oscura y le dio una caja.

Cuando Jake iba preguntar que había en aquella caja el hombre le interrumpió y le dijo: ‘no lo abras hasta que llegues a tu casa’ y eso hizo Jake. Fue corriendo a su casa, entró en su cuarto y cerró la puerta. Lo único en que podía pensar Jake era en abrir esa caja para saber lo que había . Cuando él la abrió salió un inmenso portal de allí adentro. Jake no comprendía, esas cosas solo pasaban en su imaginación, pero no lo pensó y de inmediato saltó al portal y cayó en el paraíso de la navidad, estaba toda decorada con bolas navideñas, árboles y muchas cosas más.

El Señor le dijo: ‘Jake, a lo largo de tu vida te he estado vigilando,eres un niño de corazón puro, la riqueza no te subió la cabeza, le ayudas a los demás aunque no estés pasando muy bien. Así que decidí recompensarte con algo que siempre has querido, una familia unida y feliz. Ah.., por cierto, me llamo “ El Caballero Verde”. Jake le dijo: ‘ Señor Verde, se lo agradezco muchísimo pero todavía amo a mi familia, es cierto que en algunos momentos no me tratan muy bien pero hay momentos muy felices que nunca olvidaré’.

El señor Verde lo comprendió ,le dio una bola navideña de su colección y le dijo: ‘toma Jake sujeta, esto te traerá suerte por tu vida e iluminará tu camino para siempre, ¡Te deseo lo mejor Jake!’. Al oír esas palabras Jake supo que desde ese día su vida sería como siempre soñó..

María Isadora Andrade Rodrigues Rico, 6ºC