Amelie y Ana son hermanas y viven en el centro de París. Tienen un hermano muy pesado llamado Alexander y un perrito de dos años que se llama Noel.
Amelie soñaba con conocer a Papá Noel, por eso le habían llamado a su mascota con ese nombre. Alexander tenía la ilusión de que esta Navidad le trajeran unas zapatillas de fútbol y una camiseta de su equipo favorito. Ana quería subir a la Torre Eiffel para ver todas las luces navideñas de Paría, pero le daba pereza porque tenía que subir 1.665 escalones ya que el ascensor estaba estropeado.
El 25 de diciembre se levantaron y estaba nevando. Era un día maravilloso para visitar el mercadillo navideño que había cerca de su casa. Se llevaron a Noel con ellos. Había una caseta con polvorones, turrones y panettones exquisitos y a Noel no se le ocurrió otra cosa que coger un polvorón con la boca y echar a correr. Alexander y Amelie comenzaron a perseguirle gritando su nombre, Su sorpresa fue que salió alguien de detrás de una caseta diciendo: ¿Quién me llama? Amelie se quedó paralizada y dijo: ¿Eeeeres Papá Noel de verdad?
Él contestó: “Pues claro que soy yo, jovencita… ¿Buscas a alguien?”. Ella le contó que buscaba a su perro que iba corriendo con un polvorón en la boca. Papá Noel pensó que podía ayudarla a buscar a su mascota.
Mientras tanto, Ana y Alexander estaban por el otro lado del mercadillo buscando al perro. Después de mucho rato era imposible encontrar a Noel. Como los veía un poco desesperados, Papá Noel sacó su tablet mágica y puso en Google… ¿Dónde está Noel? Y cual fue su sorpresa que apareció una foto de Noel arriba de la Torre Eiffel.
Se quedaron alucinados/as. Con el trineo de Papá Noel se desplazaron hasta arriba de la Torre y desde allí contemplaron la majestuosidad de París.
De esta manera todos cumplieron su sueño. Ana consiguió subir a la Torre Eiffel, Amelie conocer a Papá Noel, y Alexander recibió un regalo muy especial con la camiseta y zapatillas de fútbol. Y nuestro amigo Noel recibió un hueso para morder en vez del polvorón.
Alumnos de 4º
La ciudad de los enanos
En Laponia existe una ciudad llamada “La ciudad de los enanos”. Allí viven los duendes y elfos ayudantes de Papá Noel. Tienen casitas pequeñas con paredes de colores y dentro tienen algunas chuches. En esa ciudad hay fábricas encargadas de elaborar los regalos que se repartirán en el mes de diciembre. Los elfos trabajan allí.
Ayer por la mañana, 19 de diciembre, Papá Noel se levantó y al llevar el desayuno a sus ocho renos se dio cuenta de que faltaba uno, llamado Rudolf.
Buscó por todas partes y no había rastro de él. Entonces decidió poner unos carteles con su teléfono por la calle y por los parques para ver si alguien lo había visto.
Ayer por la tarde recibió un whatsapp de un número desconocido que le decía que creían haber visto a Rudolf en su jardín comiendo unas flores. Papá Noel se puso en contacto con ese teléfono y le pidió la ubicación para acudir a ver si era su reno.
Poco después, cogió su coche y fue conduciendo hasta la calle del Estanque y allí aparcó. Se acercó hasta la casa de Pablo y Sara, que eran los que habían mandado el mensaje. Tocaron el timbre y le dejaron entrar. Dieron la vuelta al jardín y… ¡allí no había nada! Se quedaron sorprendidos y decepcionados. Papá Noel volvió al coche y por si fuera poco se encontró una multa por aparcar en un vado de una casa.
Cuando volvía hacia su casa tuvo que pegar un frenazo de repente porque Rudolf cruzó la carretera sin mirar a los lados. Se asustó un montón y se bajó del coche como una bala a recogerlo. Rudolf reconoció a su dueño y le dio con la cabecita en la tripa.
Por fin, Papá Noel estaba feliz. Metió a Rudolf en el maletero y lo llevó hasta casa.
Alumnos de 4º