Nos acercamos al 25 de Noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres, con una sensación agridulce. Por un lado vemos cómo año tras año es absolutamente imprescindible reivindicar la necesidad de este compromiso. Nuestro recuerdo y solidaridad con las mujeres víctimas de violencia machista y con las mujeres supervivientes y sus hijos e hijas está presente cada año, todos los días y es a la vez el impulso que nos anima a continuar.
Fue en el año 2000, con el cambio de siglo, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) instauró el 25 de noviembre de forma oficial para denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclamar políticas en todos los países para su erradicación. Veinte años después la magnitud del problema sigue siendo intolerable, constituyendo una grave vulneración de los derechos humanos de las mujeres.
Según el estudio de la Organización Mundial de Salud sobre violencia contra las mujeres realizado 2018 (1), casi 1 de cada 3 mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual en algún momento de su vida. En todo el mundo, casi el 40% de los asesinatos de mujeres son cometidos por su pareja. La violencia de pareja y la violencia sexual son perpetradas en su mayoría por hombres contra mujeres. Además, con las nuevas tecnologías surgen nuevas formas de violencia, y 1 de cada 10 mujeres de la Unión Europea declara haber sufrido ciberacoso.
En España se han registrado 76 feminicidios y otros asesinatos de mujeres en lo que va del año 2022, siendo la cifra oficial (que slo incluye casos en el contexto de pareja o expareja) de 38 mujeres asesinadas. Lamentablemente esta cuenta se inició en enero de este año en Navarra con el asesinato de Sara Pina Yeregui en Tudela. Según datos del Instituto Navarro para la igualdad (INAI) el impacto de esta violencia alcanza también a los y las menores, donde el 65% de las mujeres que solicitan atención por sufrir violencia machista tiene hijos e hijas a su cargo.
Las cifras son abrumadoras pero incluso así solo constituyen un apunte impreciso de la envergadura del problema, ya que se estima que gran parte de la violencia contra las mujeres permanece oculta. Para acabar con la violencia sexista es imprescindible el reconocimiento, por parte de los poderes públicos, de la dimensión y relevancia del problema. Las razones de esta presencia constante de la violencia contra las mujeres son estructurales, y están basadas en la desigualdad entre mujeres y hombres sobre la que está cimentada nuestra sociedad. El camino para la erradicación de todas las formas de violencia está en la eliminación de todas las desigualdades, y para eso es necesario el compromiso constante para desarrollar políticas públicas de igualdad. Se trata de una vulneración de derechos fundamentales que afecta -directa o indirectamente- a la mitad de la población, por lo que no caben postureos, improvisaciones o planteamientos puramente cosméticos.
En Contigo Navarra Zurekin Nafarroa, tenemos muy claro este compromiso de primer orden, y por ello constituye uno de los ejes fundamentales de trabajo de nuestra coalición. Frente a las voces que cuestionan los avances y frente a los negacionismos que pretenden obviar los datos recogidos a nivel global, estatal o local, nosotras queremos seguir los pasos del movimiento feminista y las instituciones que luchan por la eliminación de las violencias que nos afectan como mujeres. Lejos de polémicas mediáticas interesadas, nos reafirmamos en impulsar y apoyar acciones institucionales transformadoras como la Estrategia Estatal para combatir las violencias machistas 2022-2025 o la Ley Orgánica 10/2022de garantía integral de la libertad sexual: avances claros que garantizan los derechos humanos de las mujeres. A nivel de Navarra, acciones como las del Instituto Navarro para la Igualdad a través del Plan Estratégico para la Igualdad entre mujeres y hombres en Navarra, una de cuyas líneas estratégicas es la de poner fin a la violencia contra las mujeres o las iniciativas municipales como los Protocolos locales de actuación frente a las violencias contra las mujeres.
Pero también debemos avanzar en la mirada feminista, impulsando cambios en las estructuras que generan y reproducen la desigualdad, transformando las instituciones, desarrollando otros modelos no violentos de relacionarnos dentro de la sociedad, dentro de los feminismos. Miradas interseccionales, que analicen las múltiples desigualdades que se entrecruzan y producen las situaciones de violencia estructural. Miradas amplias, de profundidad, que vayan más allá del recurso populista e ineficaz de centrar las soluciones en la mayor duración de las penas de los agresores y que cierran los ojos a la dimensión transformadora de la coeducación y la formación de todas las partes implicadas en estos procesos. Miradas que permitan atender las nuevas formas de ciberviolencias con la eficacia que es precisa.
En Contigo Navarra-Zurekin Nafarroa creemos imprescindible un compromiso unitario y coordinado entre todos los agentes sociales contra las violencias machistas: movimiento feminista, instituciones, partidos políticos, sindicatos y la propia sociedad con una sola voz que no deje espacio para las voces que pretenden llevarnos de vuelta a las cavernas, limitando nuestros derechos y perpetuando la desigualdad. Allá donde se trabaje en estas tareas nos encontraremos.
Contigo Navarra-Zurekin Nafarroa.
Begoña Alfaro (Podemos); Mónica López (IU); Marisa Marqués (Batzarre); Sara Montero (Independientes de Navarra)
