Podemos, IU, Batzarre e Independientes, lamentan las graves consecuencias que los incendios que se han ido desarrollando durante todo este mes de junio en Navarra, cuyo máximo exponente fueron los incendios fuera de control que comenzaron el sábado 18 de junio. Son cuantiosas las pérdidas económicas (pérdida de cosechas, maquinaria, afección a empresas, destrucción de entornos de atractivo turístico, afección a Senda Viva, etc.), y las pérdidas medioambientales y de biodiversidad, con miles de hectáreas de bosques y sotobosques calcinados, y muerte de fauna salvaje. Igualmente, hay que destacar los daños emocionales en muchas poblaciones, al verse afectados o destruidos multitud de lugares emblemáticos de los mismos: ermitas, miradores, enclaves naturales, etc.
Por fortuna, no se han sufrido pérdidas de vidas humanas, pero ciertamente se ha estado cerca.
Desde aquí nos queremos solidarizar con todas las personas afectadas y aplaudir las competencias cívicas y ciudadanas que han demostrados muchas personas con su trabajo: todo el personal de las diferentes administraciones públicas implicadas, ciudadanía con su voluntariado, agricultores que han apoyado en las labores, etc. Son dignas de aplauso también, las iniciativas que están surgiendo para impulsar actuaciones de reforestación en algunas comarcas.
Ante esta nueva realidad, vemos necesario un debate a fondo sobre las medidas a tomar ante la crisis y emergencia climática que estamos ya viviendo, provocada por la Crisis Climática.
En primer lugar, entendemos es necesario actualizar el marco legal para adoptar medidas más efectivas en días como los experimentados la semana pasada (altas temperaturas sostenidas, baja humedad, y rachas de viento), en concreto la Orden Foral 222/2016 que regula el uso del fuego en suelo no urbanizable para la prevención de incendios forestales. Varios han sido los sectores sociales que vienen exigiendo su actualización ante los incendios recurrentes de los últimos años en Navarra. Vemos razonable que se mejore la coordinación del sector agrario con el personal técnico de medioambiente y bomberos, para mitigar los riesgos en este tipo de contextos.
En segundo lugar, existe evidencia de que el cambio climático provoca veranos más largos, primaveras más cortas, aumento de temperaturas y disminución de la humedad en las superficies. En ese sentido, se hace necesario adaptar las políticas de prevención de incendios y gestión forestal en Navarra en varias cuestiones.
-Los bosques en contacto con zonas muy humanizadas exigen un mantenimiento y gestión forestal que hay que implementar: podas, clareos, cortas, diseño de cortafuegos, etc. Navarra debe incrementar esas medidas que son básicas ante todo tipo de causa de incendio. Evidentemente este tipo de actuaciones muchas veces superan a los presupuestos de los pequeños Ayuntamientos, por lo que el protagonismo del Gobierno Foral es crucial.
-Mejorar el marco laboral de la figura de bomberos forestales, anticipando su contratación (no esperar a julio), ampliando el número y duración de los contratos, y mejorando sus planes formativos. Este tipo de equipos son clave para luchar contra todo tipo de incendios.
Finalmente, entendemos que, para encarar mejor el futuro, debemos analizar con ojos críticos lo ocurrido estos días. Desde la ola de calor del pasado mes de mayo era claro que este año era extremadamente seco. Aun así, no se ha llegado a tiempo para actualizar el marco normativo ante incendios, no se prohibieron a tiempo las labores agrícolas y se activaron tarde las contrataciones de bomberos forestales, por señalar algunas cuestiones importantes. Así mismo, es necesario un ejercicio de autocrítica y reflexión profunda por parte del conjunto de agentes implicados a la hora de abordar el nuevo marco normativo, huyendo de enfrentamientos como los sucedidos la semana previa al 18 de junio ante las medidas anunciadas por el departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente en el Consejo Agrario.
Esperamos que, en las próximas semanas, se adopten las medidas oportunas para afrontar con garantías lo que resta del verano y los años venideros, ante una nueva realidad cada día más evidente.