POR MILAGROS RUBIO
Alumna de la UNED en el MÁSTER UNIVERSITARIO EN INV. LITERARIA Y TEATRAL EN EL CONTEXTO EUROPEO
José Javier Alfaro Calvo (Cortes 1947, residente en Tudela), Pepe Alfaro en la Ribera, maestro y profesor jubilado, filósofo y filólogo, es un escritor muy reconocido en Navarra, conocido también en círculos poéticos nacionales. Cuenta con cerca de 100 premios literarios obtenidos a lo largo y ancho de la geografía española y sus libros pueden encontrarse en librerías de todo el país. Ilustrador, cuentista, articulista, poeta y miembro fundador de la revista literaria Traslapuente, lleva una intensa actividad educativa y cultural impartiendo cursos de escritura creativa y poesía y manteniendo encuentros con la población estudiantil, además de participando en recitales y en cuantos jurados literarios y otro tipo de actividades culturales se le requiere.
Maneras de quitar el polvo consiguió el premio de la XX edición del certamen internacional de poesía Ateneo Jovellanos de Gijón
Su quehacer cultural, sus posiciones abiertas a nuevas corrientes poéticas combinando lenguaje culto y popular, la singularidad de los temas de su obra y el deseo de contribuir a que Pepe Alfaro sea todavía más conocido en ambientes académicos, me han motivado a elegir su poemario Maneras de quitar el polvo para realizar un trabajo como alumna de la UNED en el Máster de Investigación Literaria y Teatral en el contexto europeo. Maneras de quitar el polvo consiguió el premio de la XX edición del certamen internacional de poesía Ateneo Jovellanos de Gijón.
MR: ¿De dónde sale tanta energía para que Pepe Alfaro continue realizando tanta actividad cultural y creación literaria?
JJAC: De la vida, de las ganas y del apoyo de mi pareja. Por eso, aunque jubilado, tengo bastante actividad con “Talleres de escritura creativa” y con “Encuentros” en escuelas, institutos y universidades. Y sigo escribiendo.
MR: Esperamos que sigas escribiendo mucho tiempo más, para seguir disfrutando de tus artículos, cuentos y poemas. ¿Cuáles son los autores que más crees que han influido en tu poesía?
JJAC: Yo distinguiría dos tipos de influencias. Por un lado, toda la Poesía de trasmisión oral contenida en los Romances y Canciones, que aprendí de memoria en mis años niños de la voz de mi abuela materna, que es la que más ha influido en mis “Libros de Poesía Infantil”.
Por otro, algunos autores del 27 como Aleixandre y Lorca, a los que tuve acceso en la adolescencia. Y, ya posteriormente, la Generación de los 50, con Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo, Alfonso Costafreda, Ángel Gonzalez, Claudio Rodríguez, María Victoria Atencia, José Hierro, José Ángel Valente y Antonio Gamoneda, entre otros, sin olvidar a los postistas Carlos Edmundo de Ory y Gloria Fuertes. Asimismo, de la posterior Generación de los 60, hay una persona clave para mí, Ángel García López. Finalmente, autores de la llamada “Poesía de la experiencia”, “La otra sentimentalidad” y poetas no adscritos. Nombres como Ángel Urrutia, Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero, Karmelo G. Iribarren, Lorenzo Oliván o Javier Velaza.
MR: Varios de esos autores hemos tenido la suerte de disfrutarlos en Tudela gracias a ti y a Andrés Zardoya cuando estaba en Cultura en el Ayuntamiento. ¿Crees que algunos de ellos u otros han podido influir en Maneras de quitar el polvo?
JJAC: Puede que lo hayan hecho de alguna manera. He leído y releído Completamente viernes de Luis G. Montero, La vida en llamas de Luis Alberto de Cuenca, Obras incompletas de Gloria Fuertes, Trasmundo de Ángel García López o La frontera y otros poemas de Karmelo G. Iribarren, así que su huella estará en mi poesía de una forma u otra.
MR: Hemos leído que Maneras de quitar el polvo es un poemario original y la lectura de los poemas no deja lugar a dudas. Pero somos hijos de nuestras lecturas.
JJAC: Por supuesto que somos “hijos de nuestras lecturas”. Creo que mi estilo bebe de la ironía de Ángel González, del desenfado de Karmelo G. Iribarren, de la “línea clara” de Luis Alberto de Cuenca, del surrealismo de Francisco Pino o de la mitología de Javier Velaza, además, por supuesto de los clásicos.
MR: De hecho, en Maneras de quitar el polvo se aprecia ese estilo poético desenfadado y de la mezcla de evocaciones mitológicas y lenguaje popular que recuerdan a algunos de esos autores, ¿lo ves así?
JJAC: Sí, sí, así es. Las evocaciones mitológicas tienen que ver con esa lectura y con mi formación. Hay muchos héroes y antihéroes a los que podemos acudir en nuestro día a día.
MR: Respecto a los temas del poemario, hay uno que sobresale: el trabajo doméstico. Sin duda, has pasado a estar entre los hombres que saben que ese trabajo tiene mucho valor y, paradójicamente, está poco valorado.
JJAC: El trabajo doméstico es imprescindible, no remunerado y no se valora como debiera. Recae mayoritariamente sobre las llamadas amas de casa. Falta mucho por cambiar.
MR: Maneras de quitar el polvo es un libro muy realista porque responde a un momento de tu vida en el que las circunstancias te llevaron a ser amo de casa. ¿Por qué elegiste este hilo conductor para tu poemario?
JJAC: Era inevitable. La poesía no es ajena a la Vida. Ocurrió que, en aquel verano, una amiga llamó a mi pareja para trabajar en su tienda, debido a la baja de una dependienta. Entonces yo tuve que hacerme cargo de una parte importante de las tareas domésticas, como era la compra, la cocina y la limpieza de la casa… Tal vez como antídoto a lo alienante que resulta repetir las tareas empecé a escribir el libro.
MR: El libro no habla solo del trabajo doméstico. Tras él habitan muchos más temas que el polvo. El amor, la muerte, el tiempo… ¿Qué pensamientos filosóficos y/o literarios te han influido en tu forma de tratar estos tres temas?
JJAC: Yo cursé en un seminario de escolapios toda la Filosofía. En el pensamiento humano, tanto desde el punto filosófico como literario, existen una serie de “tópicos literarios” que se mueven entre Eros y Tánatos, el trascurso del tiempo y la búsqueda de la Felicidad. Cuando la mente está libre, mientras ejecutas la rutina de las labores domésticas, te das cuenta de que todo lo que te rodea tiene que ver con todo ello y las correspondientes similitudes con los antihéroes mitológicos.
MR: Tienes otra obra, también ganadora de un premio poético, Antiodisea, en la que narras la Odisea desde el punto de vista de Penélope. En ella se observa una sensibilidad hacia el papel de las mujeres en la historia. En la de Maneras de quitar el polvo pones en cuestión los roles en el reparto del trabajo doméstico y te apartas de tópicos petrarquistas y extravagancias poéticas para describir el amor y la mujer. ¿Consideras feminista tu poemario?
JJAC: Por supuesto que es un poemario feminista, en el que reivindico el duro trabajo realizado fundamentalmente por las amas de casa. Penélope es uno de mis personajes favoritos, a la que he dedicado varios poemas. Odiseo es el personaje cantado por sus aventuras; pero Penélope se queda sosteniendo un reino con el alienante trabajo de “tejer y destejer”.
MR: Por mi parte, termino volviendo a poner en valor el libro —que lo tiene y mucho— e invitando a su lectura a quien no lo haya hecho. Es ameno y profundo. Gracias por la entrevista.
JJAC: Gracias a ti. Ha sido un gusto.
MR: ¿Alguna otra cosa que quieras añadir?
JJAC: Acerca de la actividad sobre la que hablábamos al principio, te diré que me sorprende que en los “encuentros”, sobre todo con adolescentes, les lleguen los diversos poemas que les leo del libro e incluso se sientan identificados, a pesar de que no están acostumbrados al verso libre y de que haya que explicarles quiénes eran algunos personajes de la Mitología que, por desgracia, no está en los programas escolares.
MR: Pues ahí queda. Espero que lectoras y lectores de esta entrevista que todavía no lo hayan hecho, se animen a acercarse a tu obra. Gracias, Pepe.