Antes de comentar el film de esta semana, una referencia a los Oscar, que pasarán a la historia por la bochornosa escena del “oscarizado” Will Smith, abofeteando al presentador, hecho por el cual Hollywood ha reaccionado a medias. Sigo sin comprender por qué si se premia a un/a director/a por su trabajo, luego no se premia su película, caso de Jane Campion, y que ganase la cuestionable Coda. Los otros triunfadores fueron: Jessica Chastain, Ariana DeBosé, y Troy Cotsur. Al menos, el Oscar al corto animado, fue para El limpiaparabrisas del español Alberto Mielgo. El Oscar a la mejor película internacional fue para Drive my car.
El film de la directora francesa Audrey Deway, vencedora de el León de Oro en el pasado Festival de Venecia, adapta el libro autobiográfico de Annie Ernaux, donde narra la experiencia de una estudiante que queda embarazada, y se plantea abortar en la Francia de los 70, donde esta acción estaba penalizada con la cárcel. El film lo protagonizan: Anamaría Vartolomei, Kacey Motte Klein, Pio Marmaí.
Estamos en Francia de la década de los 70. Anne (Anamaría Vartolomei), es una joven brillante que estudia Filología. Un día descubre que está embarazada, y debe decidir si tener al bebé o proseguir con sus estudios. El film transcurre en esas doce semanas en las que Anne experimentará la condena de una sociedad que la va a estigmatizar, e iniciará un viacrucis sola ante médicos que no van a ayudarle ante el temor a ser denunciados, al mismo tiempo que buscará la solución en pisos clandestinos para poder interrumpir su embarazo.
La directora de Mais vous étes fous, relata el aislamiento, la hipocresía de una sociedad que deja a Anne desamparada (su pareja no desea manchar su futuro, y las amigas fieles dejan de serlo). La narración se deja de estériles sensiblerías para centrarse en el escarnio emocional y físico de la protagonista, a través de duras imágenes. En la piel de la protagonista, sentimos el dolor y la mirada inquisidora de una sociedad, que condena a una mujer por salirse del papel asignado y transgredir su moral. Los ecos de la excelente Asunto de mujeres de Claude Chabrol, resuenan en muchos momentos del drama.
La interpretación de Anamaría Vartolomei es perturbadora, transmite en cada escena la desesperación, el desprecio, y al mismo tiempo, el carácter indomable de una mujer que sigue a Simone de Beauvoir, cuando animaba a que “la mujer debía reconquistar su propia identidad frente a cualquier obstáculo”.
En definitiva, un film que presenta la realidad de aquellas mujeres que decidieron salirse de lo moralmente aceptado y lo políticamente correcto, aún a riesgo de quedar excluidas socialmente.