La Escuela de Teatro de Murchante, cuyas clases imparte Aroa Berrozpe, cumple 20 años. «Parece mentira que haya pasado tanto tiempo», comenta la popular humorista. «La verdad es que cuando surgió no fue cosa mía, «nos cuenta. «Yo hacía teatro en el grupo AsdeT, de Tudela, y lo compaginaba con el grupo El Turruntero, de Murchante». Pero hace dos décadas, un grupo de madres que entró en la Apyma del colegio Mardones y Magaña de Murchante, se dio cuenta de que no había muchas clases extraescolares. «Aparte del fútbol, no había mucha variedad para los críos. Estas mujeres me dijeron, ‘cómo no haces teatro’, y ahí empecé, en un aula en la casa de cultura».
En ese momento, cuenta Berrozpe, se apuntaron siete niños, «los martes una hora a la semana. Yo tampoco tenía mucha idea, sabía actuar, pero nunca había dirigido a otros. Y mira, han pasado 20 años y han pasado montones de niños, niñas… Todo gracias a la iniciativa de esas madres de la Apyma».
La Escuela de Teatro se consolidó de tal manera que llegó un momento en que los críos que se apuntaron el primer año se hicieron mayores y se fueron al instituto. «Tenían que seguir pagando la apyma para venir a las clases de teatro», cuenta Aroa Berrozpe. «Llegó un momento que había más críos fuera del pueblo, porque había chicos de Tudela, de Barillas, de Ribaforada, de todos los lugares de la Ribera, y tenían que pagar apyma de Murchante. Entonces hablé con el ayuntamiento para sacar la extraescolar de la Escuela y coger ellos las riendas. El ayuntamiento dijo que sí y se estableció como otra actividad municipal». Las clases siguen teniendo la duración del curso escolar, de octubre a en mayo-junio. «Y está abierta a todo el mundo y de todas las edades. Además, me encantaría sacar un grupo de gente de más de 50 o 60 para el año que viene, porque para gente que se ha jubilado, que no tiene nada que hacer, el teatro es una maravilla».
Dos años de pandemia
Como al resto de actividades, la pandemia también afectó a esta escuela. «En el año 2019 estábamos 43 críos, desde los 7 años hasta los 25. Hay gente que cuando se va a estudiar pues ya no vuelven. Pero los que se quedan a estudiar por aquí cerca, suelen quedarse todos. Este año somos alrededor de 30. Los dos años de parón han sido horrorosos. Niños que tenía en el grupo se han hecho mayores, estaban ilusionados con el teatro, y de repente han cumplido 14, están más adolescentes y ya no quieren saber nada. Pero bueno, es un grupo muy majo».
Un proyecto como este y que dura ya tanto tiempo, no se lleva adelante sin tesón y mucha ayuda: «Tengo mucho apoyo a la hora de montar escenarios por parte de los padres, de buscar vestuario, mi pareja es el técnico de sonido, que me prepara todo lo necesario de música, luces y demás, a mis amigas las tengo maquillando el día del espectáculo… Así que después les invitó a todos a cenar, porque el día que hacemos la obra, luego nos vamos a cenar con los chicos. Las entradas que se cobran, son para eso, para luego irnos a cenar todos un bocadillo, echar cuatro risas, hablar de lo que hemos hecho bien, lo que hemos hecho mal y eso… Es una paliza como una casa pero lo pasamos en grande».
Quizás los medios no son los mejores del mundo, pero todo se suple con voluntad e imaginación: «Yo no me centro mucho en la escenografía porque no me da la vida. Tiro mucho de proyector, proyectamos los escenarios donde se desarrolla la acción, no puedo estar todos los años haciendo compras».
La necesidad de un local propio
Además, Berrozpe confiesa que existe un handicap importante: «No tenemos un espacio propio. No podemos hacer escenarios para luego no tener sitio donde meterlos. Tengo cinco burros de ropa, de boas, de gorros, de medias, de zapatos… Todo lo tengo que tener en casa, no está físicamente donde ensayamos porque no hay sitio. La Casa de Cultura está muy bien, pero no puedo estar con esto todo el día arriba y abajo. Nos apañamos con imaginación, así que el día que estrenamos, han ensayado con escenografía y vestuario, dos días antes». Asegura que el local es muy necesario: «Ensayar en la casa de cultura es fenomenal, con el escenario, te sabes las medidas y todos, pero contar con un local con un escenario donde puedas echar mano de una escenografía, de un vestuario… Es decir, un local que tuviese un pequeño escenario más las cosas para dejar…».
La forma de trabajar es sencilla: «Reparto los chicos y chicas que tengo por edades. Ahora tengo dos grupos, los más pequeños y los mayores. Dependiendo de la gente que estemos buscamos las obras. Pero no se las doy hasta que no pasan las Navidades. De septiembre a diciembre estamos jugando, haciendo grupo, porque son críos que igual no se conocen, que vienen de fuera, y se tienen que llevar muy bien. Porque en el escenario se nota todo, tenemos que hacernos equipo, hacernos amigos, y perder la vergüenza. Porque no todos los críos son iguales, tienen el mismo desparpajo. Hay padres que me traen a sus hijos y me dicen: toma, para que le saques de dentro, y al final se van contentos, es como una terapia».
Obras alegres y musicales
En cuanto a las obras que interpretan, a Aroa Berrozpe le gusta mucho el musical: «Cosas alegres, aunque también hemos hecho Bodas de Sangre, la Casa de Bernarda Alba, las trece rosas… Y antes de que termine el curso, representamos la obra. Este año es 27, 28 y 29 de mayo. Vamos a hacer la Familia Adams, el musical, y Toy Story, el Musical».
Este año representamos las obras los días 27, 28 y 29 de mayo. Vamos a hacer la Familia Adams, el musical, y Toy Story, el Musical»
Echando la vista atrás, Aroa Berrozpe asegura que no se puede quejar: «He tenido un grupo que empezó con 8 años y ahora tienen 25. Creo que me quedan dos, los demás después de la pandemia ya no siguieron, pero para mí son como amigos, los he visto crecer. Ha habido muy buenos grupos y lo hemos disfrutado mucho». Y el teatro también les ha ayudado a ellos, como ayuda a tanta gente: «El teatro es saber desenvolverte, saber hablar en público, no tener vergüenza a un escenario, que te pregunten y saber contestar, estar en equipo, trabajar con más gente, no es una extraescolar individual. Tú necesitas a tus compañeros, y tus compañeros te necesitan a ti. Los actores del Paloteado de Murchante, por ejemplo, han salido casi todos los grupo de Teatro».