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El fotógrafo zaragozano Rafael Navarro es el gran protagonista de la exposición que albergará la Casa del Almirante hasta el próximo 15 de mayo. La particular visión con la que Navarro ejecuta la fotografía se une a los grandes nombres de artistas que ya han pasado por la sede de la Fundación María Forcada como Carlos Cánovas, Sebastiao Salgado o Gervasio Sánchez, que han elevado al nivel de excelencia a las colecciones que temporada tras temporada se muestran en las salas de este espacio cultural.
La obra de Rafael Navarro se asienta sobre una fotografía no convencional, imágenes que conmueven por su composición y que se alejan del paisaje tradicional, el retrato o la fotografía documental. «Son poesía, pura sensibilidad, elementos mínimos del paisaje que Navarro recoge con una calidad fuera de lo normal, con esa capacidad para captar ese momento que otros no sabemos mirar. Navarro, en cambio, es capaz de captarla para la eternidad», explicaba el patrono de la fundación María Forcada, Jesús Mª Ramírez.
En «A destiempo» el artista zaragozano invita al espectador a disfrutar de la imagen a modo de pequeños haikus. «Es capaz de encontrar en una pequeña hoja, un cristal, una sombra una obra de arte que transmiten una belleza y una sensibilidad en un momento de nuestra historia en el que cobra más importancia. Si no fuera por pequeñas cosas como las que es capaz de transmitir Rafael Navarro este mundo sería invivible. Su fotografía pone ante nuestros ojos la belleza, pura sensibilidad y puro sentimiento», destacaba Ramírez.
El 7 de abril se proyectará en el mismo lugar, en el salón de actos, un documental sobre la obra de Rafael Navarro
La apertura de la muestra al público contó con la presencia del artista, que con humildad se alejaba de las palabras que le dedicaba el patrono de la Fundación María Forcada. Navarro compartía con el público sus sensaciones al trabajar la fotografía captar sus imágenes. «Utilizo la fotografía como vehículo. A mi lo que me interesa es establecer el contacto o expresar. No es fundamental que la fotografía sea técnicamente estupenda. No trato de hacer documentalismo. Lo que a mi me interesa es tratar de volcar sentimientos y sensaciones y para eso utilizo la fotografía y lo que fotografío, que en algunos casos lo encuentro en el camino y en otros casos lo busco o lo compongo. Pero realmente lo que me gusta del lenguaje plástico es la posibilidad de poder intentar transmitir sin necesidad de cerrar las ideas y la fotografía me permite el lujo de dejar las cosas ahí y que sea el espectador el que las complete y las perciba. Es la magia del lenguaje plástico», compartía en artista.
El cuerpo humano, la naturaleza, la abstracción son las fuentes de las que bebe su trabajo. «No es una cosa excesivamente complicada. Hay que tener oficio y hay que trabajarlo, pero realmente la obra surge de situaciones muy simples», explicaba Navarro.
La mecenas tudelana María Forcada no quiso perderse la oportunidad de visitar la exposición fotográfica y a sus 101 años fue una de las personas que pudo disfrutar de la colección en un momento que, reconoció especial, al cumplirse 15 años de la entrega de la fundación que lleva su nombre al ayuntamiento de la capital ribera. Forcada elogió el trabajo de Navarro. «Es una persona sensible con la capacidad de mirar a su alrededor con sensibilidad» e invitó al público a disfrutar de la obra, la del artista como contenido y la de la mecenas como vehículo para hacerla llegar al público de la ciudad y mantener la ilusión por la cultura. «Como dice el artista, lo que hacemos ahí lo dejamos, toca interpretarlo a los demás. En mi donación intenté hacer eso. Por eso os invito a apreciar la obra de este señor que merece la pena y, por lo menos sigáis la mía con la misma ilusión que yo puse en esta donación sobre todo por lo todo lo que la cultura puede hacer por el pueblo, elevando el nivel de su pensamiento y sensibilidad».
“A DESTIEMPO”, es una magnífica oportunidad para acercarnos al arte contemporáneo a través de la visión de un artista excepcional, mediante 40 fotografías.
La exposición podrá visitarse en la Casa del Almirante hasta el próximo 15 de mayo. El 7 de abril se proyectará en el mismo lugar, en el salón de actos, un documental sobre la obra de Rafael Navarro, al que precederá un coloquio con el artista abierto al público en general.
Biografía de Rafael Navarro
Rafael Navarro (Zaragoza, 8 de octubre de 1940) es un fotógrafo español cuya obra ha sido expuesta en galerías y museos de Europa, América y Asia en multitud de ocasiones y forma parte de colecciones de instituciones públicas y privadas de todo el mundo. Referencias bibliográficas y publicaciones documentan su obra y su recorrido emocional desde 1975 hasta la actualidad. Ha participado en congresos, ferias de arte contemporáneo e impartido talleres en numerosos países.
En reconocimiento a su contribución al Arte Contemporáneo, la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis le ha distinguido con su incorporación como Académico de Número. En octubre de 2013 recibió del Gobierno de Aragón el Premio Aragón Goya, siendo la primera vez que este galardón se otorgó a un fotógrafo. Estos hechos y una obra coherente marcan una trayectoria de más de medio siglo.
Se interesa por la fotografía a finales de la década de los sesenta y tras varios años de actividad y para profundizar en su comprensión del medio y, sobre todo, para desarrollar un lenguaje que sintiese suyo, Rafael inicia un camino de experimentación.
A lo largo de su carrera genera un discurso que le es propio, y también un estilo perfectamente reconocible; trabaja sin plan, dejando surgir lo que tenga que aparecer, siempre abierto a percibir. Solo sus sentimientos mandan hasta que llega el momento en que poder volcar lo que las experiencias vividas le han ido aportando.
Así consigue reflejar su mundo interior y la fascinación que siente por el cuerpo humano, la naturaleza, las texturas o las formas. Él logra transmitir su pasión de manera sutil, en la que unas líneas o unas sombras pueden provocar sensaciones inexplicables y duraderas.
Para Rafael, la fotografía ha sido un recurso extraordinario porque le ha permitido hacer lecturas internas, descubrir cosas de sí mismo y decir lo que de otra manera no hubiese dicho. Él ha convertido su fotografía en un puente para comunicarse con los demás, al menos con los que estén dispuestos a aventurarse en su obra.
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