Era la noche de Nochebuena y me estaba metiendo en la cama, estaba dormida cuando de repente escuché un ruido, fui al salón y me encontré a alguien. Pero no era Papá Noel, era un elfo y estaba esperándome. Me dijo que Papá Noel necesitaba mi ayuda. ¡Había perdido los regalos!
El elfo me dio un caramelo para teletransportarme a la fábrica de regalos de Papá Noel, sin dudarlo nos pusimos a buscar los regalos. Teníamos diez horas para encontrar y repartir los regalos. Fuimos por todo el mundo encontrando y repartiendo los regalos, fue una tarea difícil pues descubrir los regalos de todos los niños y niñas del mundo. No sé ni cuántos regalos pudimos llegar a repartir.
Eran las 4 de la mañana y todavía nos faltaban 26 países por visitar. Todo era un no parar, trabajando y repartiendo sin descanso para poder cumplir la tarea que Papá Noel me había mandado. Seguimos buscando y buscando para dar con todos los regalos. Cuando dieron las seis en punto de la mañana en el reloj del ayuntamiento, las campanas empezaron a sonar. En ese momento, Papá Noel me dijo que me fuera a mi casa, que ya había hecho bastante por él y que seguiría él solo.
Me había ganado un descanso, pero antes me dio un bote de caramelos para teletransportarme a su fábrica cuando lo necesitara. Un regalo especial que jamás podré olvidar. ¿Os imagináis el privilegio que esto supone? Poder acudir al reino de Papá Noel siempre que te apetezca es una auténtica aventura.
Al día siguiente, me desperté y fui corriendo al árbol pero cuando llegué no había regalos solo una nota que decía:
– No hemos encontrado tus regalos. Lo siento mucho. Sin embargo, puedes usar uno de los caramelos que te he dado para venir a visitarme siempre que lo necesites. Un ayudante y buscador de regalos como tú no puede quedarse sin uno el día de Navidad.
Te esperaré para recibir una respuesta a la siguiente pregunta, ¿Cuál es tu deseo o regalo perfecto para esta Navidad?
Sin pensarlo dos veces, cogí uno de esos mágicos dulces y, con una ilusión enorme, aparecí en la puerta de aquel maravilloso paraíso.
Al encontrarme con Papá Noel me dijo:
– ¡Qué alegría verte de vuelta tan pronto!. Y bien, ¿Ya has pensado tu respuesta?
– ¡Por supuesto que sí!
Elegí ser su elfa para siempre y alegrar a todos los niños del mundo. Así fue, año tras año, como ayudaba a Papá Noel y a sus elfos a hacer felices a los niños igual que él me hizo a mí esa Navidad.
FIN.
Claudia 6ºA
Trasladando la Navidad
Era un día de Nochebuena de este mismo año en la pequeña ciudad de Tudela. Todo era como todos los años, el alumbrado especial de las calles, el olor a castañas, un frío considerable… Pero lo que más llamaba la atención era un niño llamado Ignacio, conocido en la zona por lo que le encantaba la Navidad. También era músico, y sus actos favoritos eran estos 3, los villancicos de la plaza nueva en la que los niños y niñas de su edad eran los protagonistas, el concierto de Navidad de la banda de Tudela y su favorito, la cabalgata de reyes.
Eran las 17:00 de la tarde y quedaban 3 horas para juntarse con sus primas para ver el desfile del Olentzero. El estaba muy contento porque al día siguiente ya era Navidad. Cuando se estaba arreglando para ir a la cena en casa de su abuela, de repente perdió el conocimiento.
No sabía si habían pasado minutos, horas, días, meses o incluso años, pero sabía que eso era pero no era su casa. Se preguntó donde estaba y al asomarse por la ventana de su habitación vio que todo era igual, el frío, el olor a castañas… Pero no había el alumbrado típico de la época. Eso le extrañó, así que salió a la calle.
Al salir descubrió algo que le dejó boquiabierto. No había nadie con un mísero jersey de la época. Fue preguntando a la gente para saber dónde estaba y qué año era, y todo el mundo le decía lo mismo, que era 24 de diciembre del 2021, pero al preguntar sobre la Navidad todos le decían, o más bien le preguntaban, qué era eso. Y así se recorrió toda la ciudad en busca de una buena respuesta. En el último momento coincidió con un niño. Aunque obtuvo la misma respuesta sobre la Navidad, este mostró algo más de interés en la festividad. Así que se fueron a dar una vuelta.
Descubrió que ese niño se llamaba Kevin, y que era muy majo, así que entablaron una entretenida conversación sobre la fiesta.
-Así que ahora estarías con tu familia disfrutando de una cena maravillosa.- Le preguntó Kevin.
-Sí, pero casi me sorprende más que no sepas qué es la Navidad que el hecho de haber viajado a una dimensión paralela-
Y así pasaron una buena tarde. Al día siguiente, Ignacio se dio cuenta de que el tiempo no había pasado, así que llamó a Kevin y le propuso un plan. Tal vez si trasladaban la Navidad a ese lugar tal vez Ignacio podría escapar. Así que se pusieron manos a la obra. Empezaron por el alumbrado de las calles. Así que fueron a comprar el material necesario para empezar.
Tras 7 horas de intenso trabajo lo consiguieron, el primer paso ya estaba completo. Luego se pasaron por el ayuntamiento, y tras largas horas de negociaciones con el alcalde consiguieron que se celebrase la cabalgata de reyes.
Al cabo de unos segundos, Ignacio sintió que la tierra se lo tragaba, y despertó en su habitación. Sus padres le avisaron que ya se iban a ver el desfile y a cenar. Fue una noche como la de todos los años.
A la mañana siguiente ya era Navidad. Se fue a desayunar rápido para abrir los regalos. De todos los regalos que recibió, el que más le emocionó fue uno que estaba muy escondido, en el que había una tarjeta en la que decía estas palabras: “Tenemos que volver a repetirlo, feliz Navidad. XXX Kevin”. Sus padres le preguntaron por él, pero estaba tan emocionado que no podía ni habla.
Felices fiestas navideñas de Ignacio Escalada Illera 6º C