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El nombre de Julio Segura ha quedado inmortalizado en la biblioteca de la Escuela de Música y Conservatorio de Tudela, ubicado en el edificio de Castel-Ruiz, de cuya reforma fue uno de sus impulsores.
Con este reconocimiento «Tudela le devuelve parte de lo que dio», recordaba Javier Otano, amigo del que fuera el archivero de la ciudad durante el pequeño acto en el que Ana Pérez Zabalza, junto a sus hijos, Julio y Alfonso, descubrieron la placa que recuerda a su esposo y padre.
La poesía de Pepe Alfaro fue la encargada de abrir un acto que se convirtió en una reivindicación de la figura de Julio Segura en todas sus facetas. «Es de justicia y razón /que reconozca Tudela / la estela que dejó tu vocación» terminaban los versos del poema que le dedicó el escritor tudelano.
El músico y profesor Javier Romé fue el primero en recordar la figura de Julio Segura, una persona «que se implicaba más de lo que le correspondía inicialmente» y de la que destacó el entusiasmo y empeño que ponía en solucionar problemas. El que fue primer director de la escuela de música y conservatorio recordó cómo Segura le planteó hacerse cargo de la que iba a ser escuela de música de la ciudad, cómo se encargaba de buscar profesores, espacios para impartir las clases o impulsar la reforma del actual edificio de Castel-Ruiz. Como anécdota, recordó que el entusiasmo del archivero con el proyecto le llevó a comprar un piano en Zaragoza pero el ayuntamiento no autorizó el gasto y tuvo que quedarse con el piano.
También Beatriz Pérez, sucesora de Segura al frente del archivo municipal reconoció que la herencia existencial que ha dejado Segura es incuestionable y que en el archivo todavía perduran sus aportaciones. Destacó su amor por Tudela «que se enriqueció por el contacto con su historia y sus gentes, y en ese conocimiento y sabiduría sigue siendo inalcanzable», aseguró.
Otano recordó a Segura como un defensor del humanismo renacentista «devoto de Erasmo de Rótterdam y su Elogio de la locura en la búsqueda del mayor bien para el mayor número de gente» y agradeció en nombre de la familia que figure su nombre «que en el frontispicio de una biblioteca, algo que llena de emoción a su familia y a quienes lo hemos querido».
El alcalde de Tudela, Alejandro Toquero, fue el encargado de cerrar el acto recordando cómo descubrió a Segura como la persona que protegía y guardaba el patrimonio de Tudela. «Tudela le debía este homenaje, no solo por todo lo dicho, sino también como impulsor de la cultura tudelana», su compromiso en la creación de la escuela de música o el Museo de Tudela. Es algo que merecía».
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