Hace ya más de dos años que Alejandro Toquero, tras la campaña más sucia y agresiva que se recuerda en nuestra ciudad, llegó a la alcaldía. Pero esta mezcla de NODO e Instagram se hace tan pesada que parece que lleve décadas entre nosotras.
El balance del bochorno al que hemos asistido en este tiempo no puede ser más desolador. Una bronca continua, alimentada desde las redes (antes incluso de las elecciones) por parte de acólitos del alcalde que, como recompensa, han obtenido puestos que exceden ampliamente sus capacidades. Demagogia permanente con los centros de salud o con el Estadio Ciudad de Tudela, asuntos en los que, mucho más que la preocupación por la ciudadanía, el ubicuo alcalde, con la irresponsabilidad que le caracteriza, ha buscado exclusivamente la confrontación con el Gobierno de Navarra.
Y qué decir del ámbito cultural, donde ha brillado especialmente el sectarismo del alcalde tuitero y su equipo. Se ha censurado a escritores con una proyección que ya la querría el propio alcalde, se ha perjudicado a la Biblioteca, se ha reprimido la expresión cultural en la calle y se ha llegado a cerrar San Nicolás, con excusas peregrinas que solo causan sonrojo. A cambio, eso sí, se han ofrecido pasodobles y cantantes de ultraderecha, a quienes el alcalde no ha tenido ningún problema en reír sus “gracias” en las redes sociales.
En cuanto a lo hecho, aparte de inaugurar obras heredadas y poner luces por doquier, poco más se puede señalar. Eso sí, hemos tenido multitud de tuits y posados, contrataciones estrella y muchos, muchísimos ataques a todo aquel que no piense como el alcalde; es decir, a la mayoría de la población de Tudela.
Desde EH Bildu, hemos repetido una y otra vez que Tudela no se merece esto, y no es una simple frase. Estamos convencidas de que un cambio no solo es posible, sino que es necesario y urgente. Creemos que es hora de que las izquierdas tudelanas nos sentemos a hablar, con claridad y honradez, para conseguir revertir esta situación.
Sabemos que no es fácil, porque todas venimos de décadas en las que el acuerdo entre nosotras era poco menos que una quimera. Pero estamos en 2021, y solo hay que mirar a los Parlamentos de Iruñea y Madrid para ver cuánto ha cambiado la situación. Acuerdos de mínimos que hace apenas una década parecían totalmente imposibles son hoy una realidad, que beneficia a la gran mayoría de la ciudadanía (por más que, ciertamente, podrían ir más allá).
Lo que es posible en otros ámbitos ha de serlo también aquí. La dispersión del voto progresista, en el contexto tudelano, es la mejor garantía de que una derecha minoritaria pueda seguir con sus políticas de imposición. Es tiempo, pues, de sentarse, ponerse a trabajar y, dejando en la puerta cualquier idea de veto o fagocitación, arribar a acuerdos en beneficio de la ciudadanía. Desde EH Bildu estamos dispuestas a hacerlo, con generosidad, honradez y responsabilidad, y esperamos que el resto de las fuerzas progresistas respondan con el mismo espíritu y vocación. Tudela lo merece.
Aristóteles Fuentes, Txomin Gonzalez, Edurne León, Rebeca Gómara, Iñaki Lasheras, Txiki Gil y Miguel A. Garcia Eraso