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#ESHORADECOOPERAR: hambre y crisis climática, una relación directa

#ESHORADECOOPERAR
Guatemala © Lys Arango para Acción contra el Hambre
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Acción contra el Hambre / colaboración

Del 6 al 12 de Septiembre se va a desarrollar en Navarra una Campaña con el lema #EsHoraDeCooperar. El objetivo de la misma es poner en valor iniciativas solidarias que en todos los rincones del planeta están sosteniendo la vida. La pandemia COVID19 ha dejado claro que todos los seres humanos somos interdependientes; lo que pasa en un lugar del mundo afecta a todo el planeta. También ha quedado claro que la respuesta a ésta y otras crisis globales sólo puede darse desde la colaboración, el apoyo mutuo, la solidaridad y la cooperación internacional.

Sequías sin precedentes, un número creciente de huracanes, inundaciones, olas de calor, etc. Eventos extremos que han socavado años de progreso en la lucha contra el hambre y la desnutrición en el mundo. Esta inestabilidad climática es factor importante en el aumento del hambre y una de las principales causas de las crisis alimentarias, ya que tiene un impacto directo en los medios de vida de las poblaciones locales.

Y es que el aumento e intensidad de estos fenómenos perturba los ciclos de cultivo, acelera la desertificación, esteriliza los suelos, reduce el acceso al agua y a la producción agrícola. Así, los efectos del cambio climático afectan gravemente al acceso y disponibilidad de los alimentos, además de a los hábitos alimentarios, los cuidados y las prácticas de salud de las poblaciones más vulnerables.

Una de las zonas más afectadas por la crisis climática es el llamado Corredor Seco Centroamericano, que se extiende desde Nicaragua hasta Guatemala. A pesar de que Centroamérica es responsable únicamente del 0,5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, la región es una de las más azotadas por los efectos del cambio climático en el mundo.

Desnutrición y fenómenos meteorológicos extremos: #EsHoraDeCooperar

En 2020 se superó el récord de tormentas tropicales y huracanes en una misma temporada en la región. La tormenta tropical Eta llegó a Centroamérica en octubre del año pasado y apenas dos semanas después el huracán Iota tocaba tierra en Nicaragua. “El impacto en las mismas zonas de Centroamérica de dos huracanes de máxima categoría con solo dos semanas de diferencia supone el mayor desastre de origen natural acaecido en la región en los últimos 20 años: más de cinco millones de personas se han visto directamente afectadas y las pérdidas son millonarias” explica Miguel Ángel García, director país de Acción contra el Hambre en Centroamérica.

“Nos preocupa el deterioro de miles de hectáreas de cultivos de los que depende la alimentación de otras tantas familias campesinas”. Aquí, nueve de cada diez familias tienen serias dificultades para alimentarse de manera equilibrada en las comunidades rurales. El número de personas desnutridas tiende a ser mayor en países con alto riesgo de fenómenos meteorológicos extremos, especialmente donde gran parte de la población depende de la agricultura local.

Las medidas de contención necesarias para proteger a la población frente a la pandemia, como las limitaciones de movimientos y los confinamientos, también tuvieron un impacto negativo en la vida de las familias agricultoras, provocando la pérdida de cosechas y de ingresos, sumiendo a miles de personas en la precariedad.

Familias afectadas

Este es el caso de Carmen Elena Calderón, quien vive, junto a su nieta, en la comunidad de Aguas Calientes, en el municipio nicaragüense de Somoto, a escasa distancia del límite con Honduras. La cercanía de la frontera y el pequeño comercio ofrecían a Carmen su sustento diario: comerciaba con aguacates y bananos entre Nicaragua y Honduras; y con el dinero compraba pan que luego vendía entre los vecinos de su comunidad. Con la llegada de la pandemia y la restricción de la movilidad Carmen vio como desaparecían sus escasos ingresos económicos, al tiempo que su alimentación se deterioraba. Su historia es común a la de otras 9000 familias centroamericanas que a lo largo de 2020 y 2021 están recibiendo ayuda humanitaria coordinada por Acción contra el Hambre, con el apoyo de la Dirección de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO).

Ante este panorama, y en aras de hacer frente a la crisis climática y a las necesidades de los colectivos vulnerables, desde Acción contra el Hambre apostamos por una agricultura sostenible, respetuosa con el medioambiente y la biodiversidad, capaz de contribuir a la lucha contra el cambio climático y, por ende, a la lucha contra el hambre.