En los últimos años ha crecido el género del rape and revenge: Amulet (Romola Garai), Revenge (Coralie Fergat), Elle (Paul Verhoeven). Ahora, la protagonista de la serie The Crown, Emerald Fennell, se pasa a la dirección, abordando la cultura de la violación, poniendo el foco en la vulnerabilidad de la mujer y la condescendencia de una sociedad hipócrita. Fennell narra como una joven, cuya amiga fue violada en una fiesta universitaria, decide vengarse de los agresores. El film lo protagonizan: Carey Mulligan, Bo Burnham, Laverne Cox.
Una noche, Cassie (Carey Mulligan), está en una discoteca sola y aparentemente borracha. En la barra, un grupo de jóvenes apuesta por quién de ellos se la llevará a casa. Uno de ellos Jerry (Adam Brody), se acerca a la joven, le pregunta si está bien, si está sola, y se ofrece a dejarla en su casa. De camino, él decide subirla a su piso, para abusar de ella al estar completamente borracha, la tira en la cama, le quita las bragas y cuando va a violarla, algo pasa…
Cassie de día, trabaja en la cafetería de Nail (Laverne Cox). Cassie abandonó sus estudios de medicina, cuando su amiga Nina, acabó suicidándose, después de ser violada y humillada en una fiesta estudiantil, en la que los responsables fueron encubiertos con el silencio de las autoridades universitarias. Esta joven sigue atormentada por no haber ayudado a su amiga. De noche, como catarsis a su trauma, acude a las discotecas para entablar amistad, y castigar a potenciales violadores. Gracias al encuentro con un antiguo compañero, Ryan (Bo Burnham), empieza a ver al género masculino desde otro ángulo…
El film agita el debate de los límites del consentimiento sexual cuando el alcohol actúa de por medio, y muestra cómo la mujer siempre lleva las de perder. La directora atiza por igual a individuos patéticos que a tipos educados, cuya apariencia normal esconden el gen agresivo hacia las mujeres. Fennell denuncia la pasividad de la sociedad ante el drama (estupenda la escena con la decana), la insolidaridad entre mujeres, y las falsas justificaciones. Sin embargo, un inicio prometedor acaba enredándose en contradicciones: el personaje del novio no se sostiene, la mezcla del drama, thriller, humor provoca desequilibrios en la narración, y el final es inverosímil.
Carey Mulligan da un recital, variando de registros a la misma velocidad que se toma una copa, y lo mismo provoca la empatía a su alrededor que genera el miedo en los potenciales agresores sexuales.
El film ganador del Oscar al guion original, deja sentimientos encontrados: rabia e impotencia ante la agresión sexual, y confusión al mezclar demasiados ingredientes, diluyendo lo que es la peor pesadilla para una mujer.