Un grupo de 7 alumnos de 15 y 16 años del programa de currículo adaptado de la Escuela Taller El Castillo de Tudela ha desarrollado unas pedaleras para favorecer la actividad física de nuestros mayores en un proyecto en el que han participado la Asociación Recicleta, la Asociación ANDAR y la Real Casa de Misericordia.
La iniciativa ha surgido a través de la colaboración que el centro formativo y la Asociación Recicleta llevan a cabo para desarrollar el programa de Aprendizaje y Servicio que permite a los alumnos colaborar con el taller de reparación de bicicletas que tiene la asociación tudelana, explica uno de sus profesores, Abel del Rey. «La idea de las pedaleras la comenzamos a plantear con la Asociación Andar, que trabaja con niños con trastorno por déficit de atención con y sin hiperactividad, que ha podido comprobar que los niños y niñas mejoran su capacidad de concentración si, al mismo tiempo, están realizando algún ejercicio como pedalear».
Una vez que conocieron las necesidades de la Asociación ANDAR, los alumnos desarrollaron un prototipo aprovechando los materiales de recicleta y presentaron el resultado a la asociación, donde pudieron comprobar que los pedales no servían ya que al pedalear golpeaban las rodillas con los pupitres.
Lejos de desanimarse, el grupo de la Escuela Taller El Castillo reorientó el público objetivo de su diseño y lo plantearon como alternativa para que los mayores de la residencia de la Real Casa de Misericordia pudieran realizar ejercicio. La idea ha sido bien acogida por el centro geriátrico y los alumnos han creado seis pedaleras para que puedan utilizarlas los residentes. «Cuando conocimos la idea nos pareció una idea interesante ya que al mismo tiempo la Residencia iba a poder ser el escaparate de la actividad en la que estaban trabajando los chavales y ellos iban a ver que detrás de todo su trabajo había un objetivo que no era otro que el beneficio de las personas mayores», explica Oscar Pérez, director de la Real Casa de Misericordia.
Lamentablemente la pandemia se cruzó en el camino del proyecto y lo ralentizó hasta que los residentes han podido retomar actividades en grupo y acceder a otro tipo de servicios, momento en el que los alumnos han podido dar a conocer el fruto de su trabajo y compartirlo con los residentes. «Queremos que este proyecto sirva para sacar experiencias positivas, primero para los residentes ya que, obviamente, la actividad física en persona frágiles es un beneficio para su salud y bienestar. Y por otro lado poder aportar conclusiones en cuanto al proyecto, aportando ideas a mejorar, problemáticas derivadas de su uso y que la experiencia sirva de feedback de cara a nuevas iniciativas. Para nosotros es una ilusión poder trabajar en este tipo de proyectos que se desarrollan en entornos comunitarios ya que somos un centro que está abierto a formar parte del desarrollo social de la ciudad», destaca Pérez.
El proyecto ha sido, además, seleccionado dentro de la Jornada de Proyectos Innovadores, donde los alumnos de la Escuela Taller el Castillo darán a conocer su idea mientras continúan trabajando en un nuevo diseño que permita responder a las necesidades del proyecto original y que los niños y niñas de Andar puedan contar con pupitres con pedales reciclando viejas bicicletas estáticas.