¡Qué no se habrá dicho a lo largo de éstos meses sobre la famosa Carta de Capitalidad! Un tema al que la derecha recurre para marcar el ritmo y distraer de paso a la concurrencia. La insistencia con éste tema me recuerda a la matraca que se dio con la Universidad en Tudela. Había que frenar eso de que nuestra juventud tuviera que marcharse a Pamplona a estudiar (a León, Madrid, Bilbao, Zaragoza, Salamanca o Sevilla, no importaba) y si bien, quienes se matriculan en las dos carreras que hay en el Campus tudelano, no tienen que salir, no se soluciona al 100 % el supuesto problema inicial.
También me recuerda a Senda Viva y el dineral que cuesta sin que nunca nadie demandara algo parecido. A los TAV/TAP y Canal de Navarra… Pagar a doblón por llegar diez minutos antes a Pamplona cuando nos estamos cargando los cercanías y qué decir tiene; el problema de la movilidad en la Ribera no es llegar un cuarto de hora antes a Pamplona. Bastaría con que hubiere tanta frecuencia de viajes como a Zaragoza. El problema aquí es que si vives en Cortes y tienes que ir a Cintruénigo por poner un ejemplo, o tienes coche o buenas piernas para ir en bicicleta. ¿Y el Canal? ¿Pasar sed cuando nos riega Ebro y afluentes, Canal de Lodosa, de Tauste e Imperial? ¿Macroinfraestructuras cuando debiéramos apostar por embalses de cabecera y mejorar aquello de lo que ya disponemos? Negocio para unos pocos que no entienden de interés general. A saber; lo “macro” acaba marginando al pueblo llano.
¿No serán cortinas de humo para no hablar de otras cuestiones? Las alarmantes cifras de paro cebadas con jóvenes y mujeres, el debate sobre la desmilitarización de Bardenas, la democratización de la opaca Junta de Bardenas y posterior gestión racional de nuestra reserva natural de la biosfera, la destrucción de nuestro entorno a base de “plantar” parques solares y eólicos sin rigor alguno para buscar beneficios eco(nómicos), el riesgo de las macrogranjas como la de Caparroso y Noviercas, el futuro de la agricultura y ganadería, evitar que los ayuntamientos actúen como pequeñas capitales y fomentar la unidad para crear comarca desde abajo, cuidar de nuestro patrimonio material e inmaterial, afrontar como decía el reto de la movilidad desde una visión comarcal, erradicar o al menos minimizar el consumo y tráfico de drogas en la juventud, etc. Y muchas otras cosas que seguramente me deje.
La Carta de Capitalidad, desnuda a un santo para vestir a otro. Inyecta algo más de dinero a Tudela, a base de reducirlo del que reciben el resto de localidades. No necesitamos Cartas de Capitalidad, ni ahora ni cuando la proponía el PSN, ni en Pamplona/Iruñea ni en Tudela; necesitamos poner en marcha la Ley de la Administración Local de Navarra, que quedó pendiente la pasada legislatura, porque sí estaba encaminada a mejorar sustancialmente la situación de las diferentes entidades locales navarras de forma justa y equitativa. Ése es el debate y no otro.
Carlos Guillén, miembro de ARIZ-EEE (Asociación Ribera de Izquierdas, Erriberako Erakunde Ezkertiarra