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Rosa García cumple 50 años de trayectoria empresarial. En este tiempo la joven que llegó a Tudela con 15 años para ponerse al frente de la nueva familiar que abría sus puertas en el Barrio de Lourdes ha sabido aportar distinción a su trabajo y mantener el compromiso con sus clientes. En este medio siglo de trayectoria, asegura la decoradora y empresaria «he sido feliz haciendo que las casas sean algo completamente diferente».
¿Cómo empezó Rosa García en el mundo de la decoración?
La familia tenía una tienda de muebles y electrodomésticos en Rincón de Soto. Ya entonces era un negocio bueno, con calidad, y vendíamos mucho en Tudela. Era el momento de la expansión del barrio de Lourdes, llegó SKF y mi hermana, que era una persona muy emprendedora, se planteó que era un buen momento para poner una tienda en Tudela. Vine con 15 años y recuerdo que el primer día ya me tocó quedarme sola en esa tienda enorme, en la calle Robles Pintado 3, de la cual todavía tengo un recuerdo fantástico. Estuve 9 años en el Barrio. Aquello me gustó y me fue entrando la carcoma que decimos en el sector del mueble.
¿Qué hito marcó el despegue de Rosa García?
Nosotros también nos dedicamos al mundo de la construcción y cuando hicimos el primer edificio en Tudela, en la calle Juan Antonio Fernández, me planteé que a mí me gustaría tener una tienda de decoración, porque era lo que me gustaba. Habían pasado nueve años, poco a poco me iba formando y alguna cosa ya había hecho. En el 80 montamos la primera tienda de Rosa García, le cambiamos la imagen de manera radical, empezando por el nombre, ya que hasta entonces había sido Viuda de Teodoro García y pasó a llamarse Rosa García. Era mi nombre puesto al servicio de toda mi familia. Abrimos con un éxito arrollador. Llegábamos con un nuevo concepto, con otro estilo, con otra manera de trabajar. Empezábamos una nueva etapa más dedicada al mundo de la decoración, nos metimos en proyectos hermosos y trabajamos muchísimo.
¿Con qué determinación inició esta aventura empresarial que acaba de cumplir medio siglo de historia?
Siempre me he planteado hacer las cosas dando lo mejor de mí misma, con una dedicación absoluta en cuerpo y alma, y además nos hemos rodeado de buenos profesionales. Puedo decir que siempre hemos tenido un gran equipo, personas con una sensibilidad especial. El resto ha sido trabajar, trabajar, trabajar y trabajar dentro de este mundo. La gente viene a Rosa García a buscar calidad, servicio, atención. La gente viene a Rosa García porque sabe que va a acertar. Rosa García es sinónimo de calidad. Somos un nombre muy respetado y conocido en España.
¿Hasta donde ha viajado el nombre de Rosa García en estos años?
Hemos traspasado fronteras. Hemos hecho casas en Bruselas, en Inglaterra, en Alemania, hemos cruzado el charco con proyectos en Sudamérica… hoteles, cafeterías, restaurantes, peluquerías, centros de belleza, casas rurales, cuevas, hemos hecho absolutamente de todo.
¿Y qué tienen en común todos estos proyectos?
Un trabajo bien hecho, pensando en hacer bien las cosas y con sentido común. Hay una palabra que a mí me gusta mucho y es lealtad. Lealtad a tí mismo, al trabajo, a la gente que está contigo. Cuando uno es leal hace que las cosas sean como tienen que ser.
Pese a este trayectoria, siempre ha querido que Rosa García mantenga el carácter de empresa familiar.
Yo he vivido por y para esto y además, con la familia mi alrededor, una familia con una empresa y una empresa que es de una familia. Conmigo están mis sobrinos, muy capacitados, muy formados y que se han hecho muy mayores. Llevan más de 20 años también conmigo y son unos grandes profesionales. Yo sigo en cuerpo y alma, pero me imagino que algún día será mejor que los que sigan. Se que lo pueden hacer igual de bien que yo.
Por lo que dice, no piensa en dar un paso a un lado o en la jubilación.
Pues no. Hay días que me da cierto bajón porque voy a cumplir 65 años, pero sé que tengo muchas cosas, muchísimas por hacer. Todavía disfruto mucho con mi trabajo.
Sí que me planteo que llevo muchos años dedicada a lo mismo, pero es un pensamiento que dura un segundo. Al minuto de entrar en la tienda me encuentro con los clientes, con una señora que que quiere que haya magia para para que su casa quede bonita. Así quye para mí es el inicio de una aventura cada día. Van transcurriendo los años pero seguimos en la brecha.
Personalmente, ¿qué ha significado la decoración?
Ha sido mi vida. Rodearse de belleza es un arte y vivir con belleza me parece algo sublime. La decoración ha dado significado a una pasión, una pasión por hacer las cosas bien hechas.
¿Con qué se queda de todos estos años?
Me ha tocado conocer a unas gentes maravillosas y tener unos clientes extraordinarios. He tenido una mentora soberbia, Isabel Tapia, una mujer que me ha ayudado muchísimo y me ha permitido conocer las mejores casas. De su mano he tenido las mejores relaciones que se puedan tener en este mundo. Eso me formó muchísimo. He tenido la suerte de encontrar a una gran maestra y de tener una gran familia que me han ayudado a que Rosa García sea lo que es hoy.
Como mujer y empresaria, ¿se ha topado con techos de cristal en su trayectoria?
Nunca jamás. Con 15 años venía a diario a Tudela con cinco y seis personas personas, todos hombres, a mi cargo. Jamás he tenido que romper ningún techo. He respetado y, a su vez, he sido respetada enormemente.
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