Alumnos del IES Valle del Ebro durante una de las sesiones
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Durante este mes de abril se están celebrando en el IES Valle del Ebro dos talleres de sensibilización sobre los desperdicios que generamos. Una de las charlas se centra en el desperdicio textil y la otra, en el alimentario.

Desde el pasado 20 de abril se están impartiendo estos dos talleres en varias secciones del instituto. Concretamente el público receptor, hasta ahora, ha sido 4º de la ESO, 1º de la ESO y 1º de Bachillerato.

El primero de dichos talleres, titulado “Mi ropa, tu futuro” ha sido llevado a cabo por Carlos Garaikoetxea, al amparo del Consorcio de Residuos de Navarra. Se trató de una sesión muy dinámica, con presentaciones y vídeos, en la que el alumnado descubrió cómo en Navarra cada persona produce, de media, 14 kilogramos de desperdicio textil.

De hecho, en los últimos años se ha producido un enorme incremento en el consumo de ropa y, por ende, en su residuo. El ponente les aclaró que esto se ha debido a la mayor accesibilidad a este bien de consumo, a su bajada de precios en las últimas décadas y a su extensión como elemento de estatus o similar.

Además, este hiperconsumo lleva, en ocasiones, a la adicción a las compras y a una presión acerca de los estándares de belleza que afecta, en mayor medida, a las mujeres jóvenes. El ponente les habló de dónde se fabrica la mayor parte de la ropa que consumimos y bajo qué parámetros laborables, higiénico-sanitarios y contaminantes, de modo que el alumnado pudo reflexionar sobre nuestro insostenible modo de consumo y producción.

Tras los datos y la reflexión, llegó el momento de la pregunta: ¿qué podemos hacer? y se habló de las diferencias entre fast fashion y slow fashion y la necesidad de comprar menos, comprar mejor y reutilizar.

Por otra parte, Maider Montero impartió un taller titulado “Los restos de comida no sirven para nada” . También a través de presentaciones digitales y un discurso cuidado, la ponente aclaró al alumnado la cantidad de desperdicio alimentario que generamos, triste paradoja en un mundo en el que tantos individuos presentan dificultades a la hora de acceder a una alimentación digna.

Siguiendo esa línea de reflexión, se insistió en la importancia del consumo responsable, en la necesidad de evitar los costes energéticos y los lastres contaminantes del transporte alimentario de larga distancia y se promocionó la futura instalación del contenedor marrón -de restos orgánicos- que pronto llegará a las calles riberas.

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