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El Barroco de la Ribera se llama Villafranca

El conjunto monumental de la localidad es uno de sus principales atractivos turísticos, junto los enclaves naturales o su famoso Carnaval

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Villafranca
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El Barroco de la Ribera se llama Villafranca. Hacer una inversión en la localidad y llegar al rincón custodiado por la Parroquia de Santa Eufemia, el Palacio de Bobadilla y el Convento de Nuestra Señora del Carmen, así como por el amplio mirador popularmente conocido como el atrio, es retroceder en el tiempo y disfrutar de un conjunto monumental con personalidad propia en plena Ribera de Navarra.

Villafranca es uno de los conjuntos barrocos más importantes de Navarra, pero hunde su historia en la antigua Roma, de la que conserva restos de una antigua villa y calzada, y unos mosaicos, los mayores y mejor conservados de Navarra, que se exponen con orgullo en Pamplona.

Pasado y futuro de Villafranca

Villafranca es una localidad llena de vida, que expone y estudia su pasado, y que diseña su futuro. Sus casi tres mil habitantes disfrutan de una variada agenda cultural y, sobre todo, festiva, vinculada a las tradiciones, y también con citas de nueva creación.
Dos de estas festividades tienen protagonistas culinarias: las fiestas de San Pedro Culequero y las de San Pedro Natillero. Las primeras se celebran en abril, con romería hasta la ermita, misa y degustación de culecas, uno bollo típico de Villafranca. Y la segunda en mayo, con idéntico guión pero sustituyendo el ágape por deliciosas natillas.

Pero si hablamos de gastronomía y no olvidamos que estamos en el corazón del barroco ribero, no podemos perdernos los pinchos y menús barrocos que ofrecen los hosteleros, con productos de la tierra, sabores contundentes, y presentaciones entre la tradición y la vanguardia.

Las fiestas patronales son del 15 al 22 de septiembre, con encierros por las calles y recortes y espectáculo taurino en su plaza. Esta localidad también celebra fiestas de la juventud en mayo, y los días de Nuestra Señora de los Milagros y la Virgen del Portal.
Dos celebraciones que han tomado gran auge son su Carnaval, una fiesta declarada de Interés Turístico, y las jornadas Villafranca Barroca, en las que saca a relucir todo su patrimonio a través de conferencias y visitas guiadas teatralizadas que se aderezan con actividades culturales, mercado barroco y la potenciación de la gastronomía barroca.

Recorrido monumental

El paseo por el patrimonio arquitectónico comienza junto al atrio, y continúa hacia la plaza de los Fueros, donde se cierra el conjunto con dos edificios más: el Palacio del Conde de Rodezno y la Casa Consistorial. Y a lo largo del casco antiguo existen varios inmuebles señoriales que comparten los rasgos típicos del barroco en la Ribera: casas de ladrillo con balconadas, hileras de arquillos, escudos labrados, bellos aleros… Entre otros destacan la Casa de los Arévalos o la del Marquesado de Villabrágima.

El edificio civil más importante de Villafranca es el Palacio de Bobadilla, que perteneció a la noble familia de los Martínez de Arizala. Hoy alberga un centro de formación de la Fundación Laboral de la Construcción, entidad que ha participado activamente en su recuperación. Resulta impresionante por sus dimensiones y está considerado uno de los ejemplos más sobresalientes del barroco ribero. Levantado con ladrillo macizo, data de finales del siglo XVII o comienzos del XVIII. En la fachada que queda al Poniente se sitúa la puerta principal, adintelada y de piedra, con un balcón en su parte superior. Resulta muy armoniosa la decoración geométrica del piso superior, que adorna una hilera con arcos de medio punto.

Sin duda, el edificio que más llama la atención al viajero es la parroquia de Santa Eufemia, iglesia típicamente barroca, con planta de cruz latina y nave única. Su exterior resalta por su magnífica fábrica de ladrillo y la verticalidad de la torre, inspirada en la de la catedral de Tudela. En el interior cuenta con un rico conjunto de retablos que abarcan una amplia cronología. El retablo mayor, claramente barroco, muestra con gran espectacularidad el martirio de santa Eufemia.

Recorridos naturales en Villafranca

Los enclaves naturales son otro de los atractivos de Villafranca
Los enclaves naturales son otro de los atractivos de Villafranca

Pero Villafranca ofrece al visitante, además de patrimonio, turismo de naturaleza. La cercanía a Bardenas y su desierto contrasta con las rutas que se pueden recorrer a pie o en bici por los sotos, por las orillas del río Aragón, en la Badina de Escullera, en dirección a Milagro o en la margen izquierda del punto de confluencia de los ríos Aragón y Arga, un paraje para admirar y disfrutar.

Instalaciones deportivas de interior y exterior, piscinas y lugares donde pernoctar como sus casas rurales, hostal, camping y hospedería, configuran una oferta apetecible para cualquier visitante, en una localidad envuelta en Barroco que atraviesa de norte a sur el Camino de la Vera Cruz.

Capilla del Rosario

Al visitar la parroquia de Santa Eufemia merece especial mención la recién restaurada Capilla del Rosario, de estilo churrigueresco, un rincón que no se puede dejar de visitar y admirar. Un pequeño museo ubicado en la sacristía que acoge entre otros objetos, los pasos de la procesión de Semana Santa. En la misma plaza tenemos también el convento de Nuestra Señora del Carmen, datado en el siglo XVIII.

La fachada también es de ladrillo y está coronada por un tímpano curvo y en el lateral con una espadaña. En el interior guarda unos interesantes retablos de tipo rococó.
Otros edificios religiosos de interés en Villafranca son las ermitas dedicadas a San Pedro y a la Virgen del Portal.

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