El desarrollo de la razón tiene por objetivo que la persona esté por encima de sus circunstancias, y pueda defender su salud, su confort y sus relaciones personales, propiciando además montar una maquinaria que domine la naturaleza. La racionalidad ha dado paso a la tecnología, que únicamente utilizan quienes han sabido crearla y, en cierta medida, los que solamente saben aplicarla. El hombre medio, que ni es técnico ni conoce sus modos de aplicación, se queda fuera, aunque pueda aprovecharse- y también sufrir en más ocasiones de lo que parece- de los avances técnicos.
La racionalidad ha dado paso a la tecnología, que solo utilizan quienes la entienden o saben aplicarla
Pero actualmente ha hecho su aparición una nueva tecnología que se ha puesto al alcance de todo el mundo: la de las comunicaciones personales a través del móvil, la tableta, el ordenador y todos los aparatos similares. Esta técnica ha irrumpido con gran fuerza, ofreciendo una rapidez instantánea para superar, en el aspecto comunicativo, las barreras del espacio y del tiempo, no solo presente sino también pasado y, en cierta manera, también el futuro. En cualquier momento, cualquier persona puede remontarse hasta el siglo XV- es solo un ejemplo- para conocer determinados datos, o hasta un país lejano para saber qué es lo que está sucediendo ahora. Todo eso, a lo que llamamos progreso, para lograr una mayor perfección del ser humano.
Claro que no siempre coincide la intención que algo persigue – en este caso dar mayor libertad a la persona – con el objetivo real que se alcanza. Y es que todo lo que esas diversas computadoras ofrecen exige que la persona conozca y maneje con soltura una serie de programas complejos, programas que no tienen fin, pues se siguen a sí mimos y obligan a entregarse totalmente a su aprendizaje. Pero lo cierto es que, una vez aprendidos, se desprende un nuevo programa más exacto y rápido, con más detalles, que reclama de nuevo la atención y la práctica hasta que, una vez dominado, aparezca otro método nuevo más avanzado, y vuelta a empezar.
Así que hemos de preguntarnos si esta tecnología, a pesar de que ayude a superar el tiempo y el espacio, nos hace realmente más libres y nos da más tiempo para considerar esos grandes enigmas que dan sentido a la existencia, a ponernos frente a lo que realmente nos hace darnos cuenta de lo que significa ser y lo que significa humano, o simplemente si nos cortan ese camino, y en lugar de hacernos más libres nos roban libertad y nos cierran los ojos ante lo que más debiera interesarnos.