Victoria Valer acompañada por su hija ha sido la primera tudelana en recibir la vacuna destinada al grupo de edad de mayores de 91 años
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El área de Salud de Tudela ha iniciado la mañana de este miércoles 3 de marzo la inoculación de la vacuna contra el coronavirus entre las personas mayores de 90 años. Las primeras personas en recibir la primera dosis de la vacuna de Pfizer en el Hospital «Reina Sofía» han sido los tudelanos Victoria Valer, Paulino Pinilla y Josefa Torres, adscritos a las áreas de salud Tudela Este y Tudela Oeste. A partir del mediodía se han sumado a esta campaña los mayores de 91 años de las zonas básicas de salud de Corella y Cintruénigo, que están siendo vacunados en los centros de salud de ambas localidades así como los consultorios de Castejón y Fitero. En la jornada de mañana lo harán los vecinos mayores de 90 años del resto de la Ribera, adscritos a las zonas básicas de Salud de Buñuel, Valtierra y Cascante.

Salud cuenta con una población diana de 962 personas de este grupo de edad, desde los 110 años de la persona de más edad a los 91 años, bajando en alguna localidad hasta los 90 para completar las dosis disponibles, y está previsto que en estas dos primeras jornadas se administren un total de 588 vacunas. «La estrategia se hace en función del número de dosis que nos dan. Las próximas llegarán la semana que viene, donde esperamos aumentar el ritmo de vacunación. Esperamos unas 840 e iremos bajando el rango de edad conforme tengamos dosis», han explicado María Lorente Simón, enfermera jefa de sección de cuidados en Atención Primaria, y Blanca Sánchez Burgaleta, coordinadora del plan de vacunación en el área de Salud de Tudela.

Asimismo, aquellas personas que por circunstancias de movilidad no puedan desplazarse hasta el hospital, centros de salud y consultorios serán vacunados en su domicilio por los profesionales de salud en una fase más adelante que está todavía por concretar.

Mañana de Vacunas

Los mayores de Tudela se han ido acertando al Hospital con una enorme puntualidad, ilusión y tranquilidad tras recibir la cita para administrar la vacuna de manera telefónica. La mayoría han confirmado la asistencia, han explicado María Lorente Simón, aunque ha reconocido que también se han encontrado con negativas. «El porcentaje es muy pequeño, no la quieren porque la rechazan por diversos motivos, unos porque no creen o no son provacunas, pero intentamos  convencerles de los beneficios que tiene para controlar la enfermedad».

Victoria Valer Marqués tiene 95 años y ha sido la primera en vacunarse aunque no le ha dado ninguna importancia a este hecho. «Me he enterado del pinchazo, pero nada más. Me encuentro estupendamente y cuanto antes quiero irme a mi casa», ha señalado.

Paulino Pinilla Gómez ha recibido la segunda dosis inoculada esta mañana en el Hospital de Tudela. A sus 97 años lleva viviendo en Tudela desde hace más de 50 años, aunque sigue sin olvidar su origen soriano, de Magaña. «No he notado la vacuna, lo que me fastidia es que me caí en el cuarto de baño hace poco, tengo una fisura y tengo que ir con la silla», ha explicado. «Lo que hace falta ahora es que se pase todo esto cuanto antes. Podremos pasear más tranquilos y podré estar con toda la familia que es lo que más he echado de menos».

Gloria Gamen Pérez, tudelana de 97 años, también ha sido una de las primeras tudelanas en recibir la vacuna. «No me ha dolido nada, algo se me ha ido la vista, pero eso no me extraña nada, al tener tantos años se van yendo cosas», bromeaba. Ha asegurado que ha acudido a la cita con ganas ya que es algo que cree que hay que hacer. «Yo nunca he pensado que me fuera a pasar algo malo».

Al mismo tiempo que se actúa con este grupo de edad, Salud continúa con la administración de dosis de la vacuna AstraZeneca a profesionales esenciales menores de 55 años en el Hospital Reina Sofía y con la realización de procesos de cribado para identificar casos asintomáticos. Este fin de semana está prevista la inoculación de unos 700 docentes de los distintos colegios de la Ribera y, en breves fechas, está programado un cribado para prevenir y detener el contagio por COVID-19 entre el personal temporero, que afectará a unos 500 trabajadores.

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