La joven tudelana Celia Carrasco Gil publicaba a finales del pasado año su primer poemario, «Entre temporal y frente», un trabajo con el que esta estudiante de filología hispánica de la Universidad de Zaragoza ha conseguido una excelente acogida entre la crítica que se ha visto sorprendida por la calidad literaria de la tudelana que no ha dudado en calificarla como una promesa de este género literario.
«Entre temporal y frente», reconoce la autora, nace a finales de 2015, cuando redacta sus primeros poemas. «Hubo un profesor en el instituto, en segundo de bachillerato, que leyó algunos escritos míos y me preguntó si había pensado en publicarlos. Le dije que no, que sentía que era muy pronto, que no estaba preparada. Por aquel entonces mi escritura era una actividad no solo solitaria sino casi secreta incluso. Cuando me preguntaban en casa solía estar “haciendo cosas”, pero nunca “escribiendo”. Me resultaba violento confesarlo. Daba la impresión de que desvelar la actividad rompía en cierto modo el misterio, la relación íntima con el poema», confiesa.
El poemario se ha conformado entre instantes y años, describe la joven autora. «Instantes porque es un poemario que juega mucho con la imagen, que es casi pictórico, fotográfico en ocasiones, y retrata momentos. Y años porque los primeros poemas datan de finales de 2015 y los últimos de los retoques finales de 2019. Son 52 poemas que están dispuestos de manera simétrica en ocho partes, de forma que la primera y la última tienen cinco poemas cada una y las seis intermedias constan de siete».
Sus páginas son un recorrido desde el dolor hasta la poesía, explica Carrasco. «Cómo la poesía acaba trascendiendo y convirtiendo ese dolor inicial en algo diferente, más armónico y más estético». Su título recoge la intencionalidad de la autora por centrar la emoción en lo esencial y decir mucho en poco espacio. «Entre temporal y frente está vertebrado sobre la polisemia triple y cruzada de las palabras “temporal” y “frente”. Parte de un impulso meteorológico externo (del temporal como tormenta y el frente del noroeste como cierzo) para pasar a un ámbito anatómico más reflexivo (del temporal escamoso como hueso de la audición y el equilibrio, y la frente abovedada como cara externa que se eleva reflejando la sorpresa ante una nueva visión del mundo), y finalmente deriva en un combate bélico (con los horizontes temporales como tiempo muerto en una guerra que queda para recuperarse y el frente del silencio como frente bélico en el que la visión poética acaba trascendiendo y cobrando conciencia de la conversión del dolor en algo estético). Sería ese el recorrido que hace, y luego por otra parte tienen mucha importancia la musicalidad y el ritmo. Por eso también persigue una estructura de obra musical, y a eso se debe que al principio haya un preludio, como un calentamiento de reflexiones metapoéticas, y al final una coda, un canto último a la armonía de la vida».
Su llegada al mundo literario no ha podido ser mejor acogida, reconoce. «Me siento muy arropada. Al principio hubo un parón por las circunstancias de la pandemia y no se podía hacer nada, y de hecho la publicación del poemario tuvo que aplazarse, porque estaba prevista para julio y para Expoesía, para cuando hubiera hecho los exámenes finales y estuviera liberada. Pero últimamente hemos podido hacer muchas cosas. Con el libro recién salido de la imprenta tuve la oportunidad de compartir espacio y poemas con Ángel Guinda en el programa Atónitos Huéspedes de Aragón TV, y también detrás de las cámaras. Después tuvimos ferias virtuales, y ahora ya en diciembre hemos hecho bastantes eventos presenciales, como las ferias de Zaragoza y de Monzón, varias propuestas del III Festival de poesía Rasmia o las presentaciones pandémicas que pude hacer con mi madrina poética, Trinidad Ruiz Marcellán y mis padrinos Pepe Alfaro y Alfredo Saldaña, todos ellos grandes poetas y también personas. También he podido ir a recitar a Salamanca. Y la verdad es que me han recibido con los brazos abiertos en todas partes, tanto en la familia poética de Olifante como en los medios y en las presentaciones en Zaragoza y en Tudela. Me siento muy agradecida. Si reescribiera ahora los agradecimientos finales de “Entre temporal y frente” creo que ocuparían más que el cuerpo poético».
Tras esta excelente irrupción literaria, Carrasco se ha centrado en la lectura. «Me queda muchísima literatura por conocer todavía y creo que es el momento de hacerlo. De hecho Alfredo Saldaña, a quien antes mencionaba, me ha abierto el panorama poético de manera impresionante en apenas tres meses, y la verdad es que estoy muy ilusionada. Por eso estas semanas he escrito menos y he leído bastante más, pero ya digo que es algo que va por temporadas, que pueden durar desde un día hasta varios meses. Ahora mismo estoy reposando un poco. Tengo un cajón por ahí con poemas diferentes, más urbanos, con los que quiero lograr cierta distancia para releerlos dentro de un tiempo y ver si siguen funcionando. Pero quién sabe, igual digo esto y luego acabo la entrevista y me pongo con un soneto…