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El salón de plenos del ayuntamiento de Tudela ha acogido el acto con el que la capital ribera ha querido agradecer a Aldelhak El Haimoudi Mbarek su decidida intervención la tarde del pasado martes 8 de diciembre al tirarse a las aguas del Ebro para ayudar a salir a un niño que se encontraba jugando en la orilla del río y que había caído al agua.
El alcalde de Tudela, Alejandro Toquero, ha agradecido a El Haimoudi su acto como ciudadano, alcalde y sobre todo como padre, ha dicho. «Te recibimos en las casa de todos los tudelanos para reconocer la humidad y el coraje que demostraste. Lo que hiciste quedará para siempre en los corazones de unos padres a los que devolviste lo más preciado, la vida de un hijo, y en el corazón de una ciudad entera que podía estar lamentando una catástrofe y de luto. En cambio, celebramos el acto de un buen hombre que prestó auxilio en las aguas del río Ebro. Un acto heroico que salva la vida de un niño y que pone humanidad en unos tiempos tan convulsos y fríos», ha comentado antes de hacerle entrega de un diploma en reconocimiento a su «heroica» acción.
Trabajador del campo en Fontellas y vecino de Tudela desde hace 14 años
Aldelhak El Haimoudi, de 39 años de edad, nació en Marruecos y reside en la capital ribera desde hace 14 años, donde ha trabajado como empleado de la empresa de asfaltos Bionasa y, desde hace 8 año, en Fontellas en el sector agrícola.
Reconoce que se siente bien en Tudela, donde reside con su familia, su mujer y sus cuatro hijos.
De la tarde de los hechos recuerda que estaba sentado mirando el móvil cuando escuchó unos gritos de un chico. En un primer momento no le dio más importancia y lo relacionó con alguna broma de jóvenes. Sin embargo ante la insistencia de ayuda se levantó para observar qué pasaba y vio que un chico había caído al agua. «Me encontré con otro chico que me dijo que él no podía saltar porque no sabía nadar y como yo había trabajado bastante tiempo como pescador en el mar salté sin miedo a por el niño. El chico estaba agarrado, bajo al agua y solo sobresalía la cabeza, agarrado a unas algas a unos 20 metros de la orilla. Había fondo, yo llegaba pero el no, nos saltamos y llegamos hasta la orilla».
Los ecos de su hazaña ya han llegado hasta Marruecos, donde ha tenido que explicar que el pequeño rescatado no ha sido su hijo.
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