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10 de octubre, Día de la Salud Mental

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El Día Mundial de la Salud Mental, se conmemoró por primera vez el 10 de octubre de 1992, fecha que estableció la Federación Mundial de la Salud Mental para llamar la atención sobre la importancia de la salud mental. Desde entonces, la Organización Mundial de la Salud se une a la conmemoración y apoya la iniciativa. Es por tanto un día señalado para promover la salud mental y defender los derechos y la inclusión social de las personas con trastorno mental.

Este año, el lema elegido por el movimiento asociativo de salud mental ha sido “Salud Mental y bienestar, una prioridad global” propuesto por el Comité Pro Salud Mental en Primera Persona de la Confederación Salud Mental España a la que ANASAPS pertenece, y tras contar con 2.500 votos entre 5 propuestas. Además, este lema está alineado con la temática propuesta por la Federación Mundial para la Salud Mental, que apela a “una salud mental para todos: mayor inversión, mayor acceso” defendiendo un acceso universal y equitativo a los servicios de cuidado y prevención de la salud mental. El objetivo es conseguir que todas las personas que lo necesiten tengan acceso de forma gratuita a unos servicios públicos de salud mental de calidad y adecuados a las necesidades de cada persona.

La salud mental y el bienestar son un derecho de todas las personas. En el actual contexto de pandemia que estamos viviendo, es aún más urgente que la salud mental se convierta en una prioridad global, y se comiencen a paliar, desde los distintos ámbitos implicados, las carencias de los sistemas sanitarios y la atención a la salud mental.
Ante esta situación, reivindicamos dedicar más recursos para garantizar un acceso universal a la atención de la salud mental para que las personas que lo necesiten puedan acceder a estos servicios cuando, como y donde lo necesiten.

Para la necesaria promoción de la salud mental y prevención, es preciso un aumento de la inversión. Los recursos destinados a salud mental eran ya insuficientes antes de la pandemia, pero tras la llegada del COVID-19, se hace más necesario que nunca dotar a todos los ámbitos implicados de los recursos necesarios, de forma que la atención comunitaria se convierta en una realidad. En este sentido, hay que tener en cuenta que la salud mental es un problema transversal, ya que se relaciona con conceptos como empleo, educación, discriminación, pobreza, exclusión social, discapacidad… por lo que todos ellos deben ser tenidos en cuenta.

Es necesario ponerse manos a la obra para no dejar a nadie atrás.

Asociación Navarra para la Salud Mental, Anasaps