Luis María Marín Royo
Durante muchos años el espectáculo mayor de fiestas eran los espectáculos taurinos de manera que si estos por una causa u otra no se celebraban es como si no hubiese habido fiestas
1710.- Las fiestas este año fueron un tanto especiales, ya que a causa de la trágica inundación de los ríos Queiles y Mediavilla del 14 de octubre del año 1709, que originaron gran cantidad de muertos y muchos daños en la ciudad, la Plaza Nueva sufrió daños suficientes para no poderse dar allí corrida de toros, con lo que este año no hubo festejos taurinos.
En tan mal estado quedó la Plaza Nueva después de esta inundación que en vista de que allí no se podían realizar funciones públicas, el Ayuntamiento pagó el día 10 de julio de 1710 por arreglar un balcón propio que tenía en la plaza de Herrerías, desde donde veía las corridas antes de que se hiciese la plaza Nueva y éstas se celebrasen en la plaza de Herrerías.
Sin festejos taurinos
1711.- Al menos las fiestas religiosas sí que se celebraron, pero lo que no aparece gasto alguno sobre festejos taurinos, lo que nos indica que este año tampoco hubo toros.
1712.- Después de dos años sin darse corridas, a causa de las inundaciones del año 1709, hubo que hacer nuevos los toriles y corrales, ya que se hallaban arruinados. A esto hemos de añadir que a causa de la Guerra de Sucesión la casa consistorial fue usada como cuartel de modo que quedó muy maltrecha y hubo que repararla para que este año de 1712 se pudiesen dar corridas. El primer gasto que veo anotado este año es el de desescombrar y limpiar los toriles y corrales de la casa consistorial de la plaza de los Fueros, para que estuviesen en disposición de dar corridas en fiestas de Santa Ana.
1759.- En fiestas de Santa Ana no hallo constancia de haberse celebrado fiestas ni espectáculos taurinos, que al parecer se trasladaron a septiembre con motivo de la proclamación del nuevo monarca Carlos III.
1760.- No hubo fiestas patronales, solamente los actos religiosos en la catedral y tampoco festejos taurinos como así consta en las cuentas del Hospital.
Invasión colérica del año 1832
1808.- Con motivo de la venida del general Francisco Javier Castaños a Tudela, a donde llegó el día 17 de octubre de 1808, el Ayuntamiento para obsequiar a tan ilustre personaje que había vencido a los franceses en Bailén, le obsequió con una novillada que él aceptó con gusto. Fue la última celebración festiva hasta que los franceses abandonaron España.
Aunque no tenemos referencias de que en el año 1832 entrase en la ciudad, ante una epidemia de cólera asiático que estaba haciendo estragos en Europa y que se propagó en el sur de la península, para evitar que la pudiesen traer a Tudela personas contagiadas, la Junta de Sanidad de la ciudad, volvió a establecer las llamadas «Guardias Cívicas» para que vigilasen el que no entrasen en la ciudad personas extrañas que pudiesen estar contagiadas de peste, para lo que se pusieron diversos hombres en las entradas y salidas de la ciudad, seis en la puerta de Zaragoza, otros tantos en la entrada del Hospital, cuatro en Capuchinas, cuatro en la casa del vidrio, seis más en la Puerta de Calahorra y entrada del puente y así mismo en el portal de Velilla y demás entradas a la ciudad.
Limpieza de calles
En sesión del 16 de abril por iniciativa del Sr. Virrey se fijaron las medidas oportunas para la limpieza de las calles de ciudad, prohibiendo entre otras cosas, el echar aguas y excrementos a las calles ni de día ni de noche (en aquellos años no había agua corriente en las casas y orines y bacinadas iban a la calle); también se obligando a enterrar los animales muertos fuera de la ciudad, como mínimo a 500 pasos de los caminos.
El día seis de mayo de nuevo se reunió el Ayuntamiento y ante las noticias tan alarmantes que llegaban a la ciudad, se decidió vigilar día y noche las entradas a la ciudad, revisando tanto mercancías que iban a ser introducidas, así como las personas; no permitiendo el paso si no llevaban los correspondientes controles de sanidad y pasaportes. Se prohibía igualmente el que entrasen mendigos.
Los regidores en previsión de que se propagase la epidemia de cólera morbo, el día 7 de julio, por votación se acordó no se diese la corrida de toros que todos los años se daba en honor de Santa Ana, en sus fiestas patronales.
Sin fiestas por la epidemia colérica de 1834
Corría el año 1834, en el sur de España y en Francia se vivía una nueva invasión colérica, que se extendía con rapidez y provocaba miles de muertos. Esta epidemia que finalmente entró en Tudela, en los meses de agosto y septiembre causó 295 víctimas, la describe perfectamente Esteban Orta Rubio.
Las alarmas se dispararon en el mes de julio de 1834 y el Ayuntamiento ante el temor de que se pudiese propagar, dictó un bando el día 21 de julio con 26 normas sobre higiene y limpieza de las calles Igualmente estableció que se formasen las conocidas Guardias Cívicas en las diferentes puertas de entrada y salida de la ciudad.
En las fiestas de Santa Ana por la amenaza de cólera que había en Tudela, no hubo corridas de toros. Tampoco hubo toros en los años 1835 y 1836, y solamente una novillada en 1837.
No solamente no hubo corridas de toros, sino que al parecer, quizás porque España estaba en guerra civil carlista tampoco debió de haber fiestas. He repasado con detenimiento las actas municipales de los años 1835 a 1837 y en ninguna cita celebración alguna de fiestas, ni procesiones. Solamente en el año 1837 se nombre al predicador de la fiesta de Santa Ana y posteriormente la promulgación de la constitución de ese año 1837. Sin citar intervención alguna festiva.
Tampoco hubo fiestas en el año 1855
Lo que no se podían sospechar los tudelanos que la epidemia de cólera morbo de 1854 se iba a reproducir en abril de 1855 y con una gran mortandad. Las primeras víctimas se produjeron en marzo: el día 25 falleció una mujer en el hospital; en abril murió un hombre y ya desde entonces continuó con una, dos, tres o cuatro víctimas diarias, excepto el 19 de junio que hubo 9, y el 14 de julio 8, el 19 también de julio 9 muertos y así mismo 8 el día 27. Las últimas víctimas sucedieron el día 12 de agosto que con la muerte de 3 hombres y una mujer y con ellas terminó la peste.
En esta invasión de 1855 murieron 227 personas: 74 hombres, 86 mujeres y 67 niños, en 109 días de epidemia. Sabemos que los atacados fueron llevados a ermita de santa Quiteria.
Como para fiestas no se habían celebrado corridas de toros ni celebraciones a Santa Ana, el día 26 de octubre se celebró una rememoración de su fiesta, con hoguera, después ronda por las calles y el día 27 salve y procesión; también hubo fuegos artificiales y baile gratuito en el teatro, con obligación a los hombres que asistiesen lo hiciesen con frac, levita o uniforme.
La última epidemia del siglo XIX fue en 1885
En el año 1885 se propagó la última epidemia de Cólera importante del siglo XIX en la que murieron en Tudela 352 personas en dos meses. Curiosamente las fiestas patronales de Santa Ana no fueron suspendidas, ya que hasta el día 24 de julio de este año no se presentó el primer caso claro y típico de cólera en la persona de la joven Adela Grao, cuyos padres tenían una hospedería en la calle Carnicerías.
1914.- Por la catástrofe de la traca del día 28 de julio de 1914, en que murieron 11 personas y hubo unos 50 heridos. Ante semejante tragedia las fiestas fueron suspendidas, ya que en el programa oficial había actos hasta el día 1 de agosto.
1915.- Las fiestas patronales de este primer año después de los muertos del año anterior en recuerdo de las víctimas de la «traca» por acuerdo municipal fueron suspendidas mediante un bando. No se celebraron funciones en la plaza de toros en señal de duelo y en las calles hubo un gran número de actos en recuerdo de los muertos.
1931-1935.- Las fiestas con motivo de la instauración de la República no fueron suspendidas, pero sí los actos religiosos públicos, tales como las procesiones de Santiago y Santa Ana, que a excepción del año 1935 que la procesión de Santa Ana que salió de la catedral, realizando un trayecto corto, los años anteriores se realizaba por la catedral y claustros, pero sin salir a la calle.
Guerra Civil
El 22 de julio de 1936 el Ayuntamiento tudelano en atención a que se había declarado la guerra civil, acordó suspender las fiestas de Tudela, así como todos los actos programados.
Año 2020 a causa de la pandemia del Coronavirus o Covid-19, que comenzó a hacerse patente en Tudela en marzo de 2020 (el día 13 ya había 5 pacientes ingresados). El día 14 se emitía un bando en el que decía que por criterios marcados por las autoridades sanitarias, se ordenaba el cierre en Tudela de todos los bares, restaurantes, cafeterías y otros locales de hostelería y ocio, estableciéndose un estado de alarma y confinamiento obligatorio en casa, que comenzó el día 15 de marzo, con una orden general para toda España de que la gente no podía salir a la calle, de no ser para comprar comida o para ir a la farmacia, acudir a centros sanitarios, ir al trabajo o acudir a entidades financieras o por causa de fuerza mayor.
Este estado de confinamiento duró con diferentes fases un par de meses y se suspendieron por decreto todos los actos con motivo de la Semana Santa, incluidos Ángel y Volatín, procesiones etc., y el día 11 de mayo el Ayuntamiento suspendió las Fiestas de Santa Ana.