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Hogar, por Carlos Muñoz

El enemigo interior

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El cine, transmisor de valores, esperanzas y deseos, en este tiempo de confinamiento, se está convirtiendo en un poderoso aliado. Nos permite olvidar al enemigo, un virus que vino de fuera, el cuál va a probar nuestra capacidad de superar los obstáculos no sólo buscando cura, sino también examinando la empatía por los otros, porque con los otros siempre hemos salido adelante. El film de los hermanos Alex y David Pastor, estrenado en Netflix, (plataforma que produce mejores películas que series, desde mi punto de vista), narra la vida de un publicista que al perder su trabajo y piso, transforma su personalidad por completo. El film lo protagonizan: Javier Gutiérrez, Mario Casas, Bruna Cusi, Ruth Díaz.

Javier (Javier Gutiérrez), era un publicista famoso y vivía en un lujoso piso en Barcelona con su esposa Marga (Ruth Díaz). Después de perder el trabajo y buscar empleo sin éxito, debe abandonar su piso, al no poder pagarlo. Su mujer intenta animarle pero su carácter va cambiando poco a poco, fruto también de sus problemas con el alcohol.

Un día cae en la cuenta de que se guardó un juego de llaves de su anterior piso y decide espiar a los nuevos inquilinos, una pareja compuesta por Tomas (Mario Casas) y Lara (Bruna Cusi). Javier se acerca a Tomás para ganarse su confianza, y adentrarse en su vida. El objetivo es recuperar lo que la vida le ha robado: poder y status. Para conseguirlo, no se detendrá ante nada ni ante nadie, arrasando lo que sea menester..

El film de los hermanos Pastor, (que ya sorprendieron, paradójicamente con films sobre pandemias, Infectados y Los últimos días), discurre entre el thriller sicológico, y la crítica social, mostrando los deseos, ambiciones que anidan en lo profundo del ser humano. Los ecos de otros films del género: Mientras duermes, De repente, un extraño y sobre todo, la comentada aquí Parásitos, son más que evidentes. El ritmo narrativo dirige al espectador y le hace empatizar con el protagonista, para después presentarle la verdadera cara de este hombre obsesionado con el status, y capaz de manipular a cualquiera. El problema del film aparece a mitad de película, cuando la puesta en escena, a veces excesivamente alambicada, y la presencia de algunos personajes, acaban por tapar el verdadero sentido de la narración.

Javier Gutiérrez, es el absoluto protagonista del film. Aquí sigue mostrándose como uno de los mejores actores del panorama español. Lástima que su otro partenaire, Mario Casas, a pesar de sus esfuerzos, siga mostrando sus limitaciones interpretativas.
Un film inquietante, que muestra hasta qué punto el ser humano puede ser dominado por un inconsciente, capaz de lo mejor y lo peor.