[ihc-hide-content ihc_mb_type=»show» ihc_mb_who=»4,5,6,7,8,9″ ihc_mb_template=»2″ ]Un hilo invisible -o no tanto- conecta La Sirena de Fonmiñá (editorial Universo de Letras), primera novela de Mª Carmen Navascués Capdevila, con títulos clásicos de la literatura realista. Puede ser la inolvidable galería de personajes, que como los de Dickens caminan por el filo de la navaja y provocan adhesiones entusiastas y rechazos no menos firmes; o la precisa descripción de un mundo rural que trae a la memoria los escenarios de Los gozos y las sombras, de Torrente Ballester, o de Viento del Norte, de Elena Quiroga; o quizá la sucesión de historias al modo cervantino, historias que extraen matices a una realidad, la de las postrimerías del siglo XVIII, que no parece tan lejana de la nuestra.
Porque lo que la escritora navarra (Cintruénigo, 1970) ha conseguido es, en definitiva, crear un universo fictivo autónomo, tan complejo y poliédrico como el real, bajo el que late “el” gran argumento de la literatura universal: la condición humana. Por eso es tan difícil sustraerse a él. La apasionante vida de Sabela, la heroína de la novela, sumerge al lector en un microcosmos muchas veces bárbaro en el que se ventilan temas de hoy y de siempre como el determinismo social, el alcoholismo, la prostitución, la esclavitud o la violencia machista.
Cuenta Mª Carmen Navascués que su trabajo de genealogista la llevó hasta la localidad lucense de Mondoñedo, donde una fuerza misteriosa se empeñaba en conducirla hacia un edificio que resultó ser el orfanato donde criaron al ancestro de su marido. “Aparcamos cerca”, recuerda, “y después fui tras una cuadrilla a la que quería preguntar por nuestro alojamiento. Giré y empezaba una cuesta que derivaba en ese mismo edificio que habíamos visto al aparcar. Por fin a la tercera fuimos directos hacia él tras seguir incorrectamente las indicaciones que me habían dado”. Al día siguiente se enteró de que era el antiguo orfanato de Mondoñedo. “Entonces se me encendió la bombilla y decidí escribir una novela”, explica, “aunque en el segundo capítulo introduje un personaje secundario, Sabela, que poco después se apoderó de ella”.
De esta forma tan casual y literaria surgió el primer escenario de La Sirena de Fonmiñá, lo que demuestra, una vez más, que la línea que separa la realidad de la ficción es muy fina. Pero el texto se adentra también en otros lugares de Galicia, en Asturias, León y Cantabria, en Italia y Cuba, para ofrecer una perspectiva amplia de un siglo, el XVIII, por lo general poco presente en la literatura española.
La autora ya tiene previstas las siguientes presentaciones:
-Miércoles, 26 de febrero, a las 19,30h., en la Biblioteca de Cintruénigo.
-Viernes, 28 de febrero, a las 19,30h., en el Museo del Tren de Castejón.
-Viernes, 6 de marzo, a las 19h., en la Biblioteca Municipal de Tudela.
-Viernes, 13 de marzo, a las 19h., en el FNAC de la MOREA de Pamplona.
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