Eduardo Blanco
El fotógrafo corellano Eduardo Blanco
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El fotógrafo corellano Eduardo Blanco Mendizábal recogía el pasado 25 de octubre el premio al fotógrafo de naturaleza del año 2019 ( GDT European Wildlife Photographer of the Year) una distinción dotada con un premio económico de 3.000 euros que otorga la prestigiosa Sociedad Alemana de Fotografía de Naturaleza, GDT.

Eduardo Blanco, que ya había conseguido destacar en el certamen como finalista y como ganador de una de las categorías del concurso, reconoce que lograr el premio absoluto ha sido toda una sorpresa. «Es un premio muy importante que me ha hecho mucha ilusión ya que, seguramente, a nivel profesional nunca más se volverá a repetir y va a ser un hito en mi trayectoria como fotógrafo», señala.

El GDT European Wildlife Photographer of the Year es uno de los premios más prestigiosos del mundo en el ámbito de la fotografía. Este año el certamen ha recibido en torno a 25.000 archivos de fotógrafos de una veintena de países europeos. A nivel cultural, y tomando como referencia el cine, es un reconocimiento equiparable a alzarse con el Oso de Oro de la Berlinale. «El Wildlife Photographer of the Year 2019 de Londres es el premio más conocido a nivel mundial, mientras que éste es el premio más destacado a nivel de fotografía europea relacionada con el arte y quizás más valorado por los fotógrafos por el tipo de trabajos que se presentan, mucho más personales y artísticos. Poder ver los trabajos premiados en las distintas categorías y a los que ha ganado mi fotografía es algo que le da más valor al premio», explica el fotógrafo corellano.

Ghost, la foto casi mágica de un lince ibérico

Blanco ha conseguido el premio gracias a Ghost, una instantánea captada en la sierra de Andújar junto al fotógrafo turiasonense Toño Martínez Andía en la que fue su primera expedición para intentar ver al Lince Ibérico. «Nuestra expectativa era ser capaces de ver algún lince en los cinco días que íbamos a estar allí. El primer día ya tuvimos la suerte de ver una pareja. Nuestra visión sobre el viaje cambió y el objetivo pasó a ser conseguir un retrato con buena luz», recuerda.

En la segunda jornada del viaje, los dos fotógrafos se toparon con un lince sobre una roca. «Era un Lince recortado en silueta con el cielo. Cuando empecé a disparar había poca luz pero en una de ellas, no se el motivo, si fue por alguna luz de un coche o un reflejo frontal, salió el brilló en los ojos del lince». El resultado, reconoce, «es una foto que aparece de la magia, que ocurrió, y que ninguno de los compañeros que estábamos allí consiguió, algo que la convirtió en especial».  Al fotógrafo corellano no le costó identificar que estaba ante una foto singular, «que seguramente no sabría repetir, así que la envié para que la valorasen en este concurso».

El jurado del certamen ha destacado la instantánea de Eduardo Blanco por su capacidad de transmitir emoción en un momento en el que se llevan cada vez técnicas más extrañas y donde la tecnología con drones está permitiendo puntos de vista cada vez más inusuales.

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