El grupo de monitores
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Quetzal celebró este pasado sábado su 40 aniversario con una jornada festiva que tuvo lugar en el Colegio de Jesuitas y en el que participaron pasado, presente y futuro del grupo de montaña y club de tiempo libre.

Alicia Moracho fue la encargada de poner voz al sentir de los monitores que marcan el pulso semanal del grupo en la actualidad, reivindicando el papel que juegan entidades de ocio y tiempo libre. «No solo se enseña dentro del colegio. Los padres y madres son los primeros educadores, pero el entorno también tiene un papel muy importante y es en ese entorno donde aparece Quetzal. Quizás no seamos los mejores educadores, pero aspiramos a ello», indicó.

Quetzal se creo hace 40 años por un grupo de jóvenes aficionados a la montaña. En estas cuatro décadas han sido miles los jóvenes tudelanos que han compartido tardes de sábado, y campamentos. «No es raro que entre muchas personas de Tudela al comentarles que vas a hacer la Javierada o vas a ir Belabarce en verano te contesten que en su día también peregrinaron a Javier o descubieron la magia de Belabarce de la mano de hombres como Alfonso Baigorri, Alberto Pérez Pastor «Perico» o Carlos Moraza», señaló.

La historia de Quetzal ha estado directamente vinculada al Colegio San Francisco Javier de Tudela. En Jesuitas, recordó Moracho. «hemos escrito nuestra historia. La unión con Albahaca, la escisión de Eguarás. Hemos sobrevido a la retirada de subvenciones, a las peores crisis económicas e internas y pese a ello nos hemos mantenido liderando la bandera del asociacionismo juvenil tanto en Tudela como en Navarra. Eso es lo que pretendemos ser, un grupo que ha tenido y tiene como objetivo ofrecer un ocio y una alternativa a esa juventud tudelana que pierde sus sueños sumergida en cuartos de cuadrilla y en fiestas».

Pese al paso del tiempo, más de 5 generaciones de tudelanos y tudelanas, cambios sociales y experiencias, Quetzal ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos manteniendo la esencia de su origen «un grupo que gira entorno a los chavales, que es lo que quiere su gente y que mantiene sus cuatro pilares, persona, fe, grupo y naturaleza»

Por último, Moracho reconoció la labor y el compromiso de los monitores, «un grupo de personas que decidió continuar en el grupo con el compromiso de devolver toda la alegría e ilusión que un día les fue concedida. Así funciona Quetzal, con una reciprocidad que se ha mantenido a lo largo de estos años y que lo ha convertido para muchos en un estilo de vida», concluyó.

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