El presidente de la Asociación de Empresarios de la Ribera, Domingo Sánchez Arteaga, aprovechó la presencia de la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, para recordar las demandas que el empresariado ribero mantiene sobre la mesa para corregir la desigualdad fiscal, impulsar infraestructuras de desarrollo como el Canal de Navarra y una apuesta formativa que responda a la realidad empresarial de la zona.
Sánchez incidió en que las empresas navarras necesitan el retorno a un marco fiscal que favorezca su competitividad, especialmente frente a las comunidades más próximas a Navarra. «Esperamos que el presupuesto acompañé una reforma fiscal o, al menos, algún retoque fiscal en los tipos impositivos del IRPF y Sociedades que incluyan la exención de los bienes empresariales en el confiscatorio impuesto de patrimonio, corrigiendo de una vez por todas la tremenda injusticia y el agravio comparativo que sufrimos los empresarios navarros, mayoritariamente PYMES, frente a los del resto de comunidades autónomas limítrofes principalmente, con la consiguiente pérdida de recaudación e inversión para nuestra comunidad», demandó.
Preocupaciones
Además, el presidente de los empresarios riberos trasladó a Chivite la preocupación de los asociados por el incremento de altos cargos en la administración foral. «Nos preocupa su impacto en el incremento del gasto. El crecimiento de la estructura directiva parece que se tendrá que sufragar con recortes en otras partidas o con el aumento de ingresos, lo que nos puede llevar a a agravar, aún más, la imposición fiscal a las familias y a nuestras empresas», lamentó.
Sánchez pidió al Gobierno, representado por su presidenta y por el consejero de Desarrollo Económico, Manu Ayerdi, y a la oposición, con Javier Esparza también presente en el acto, que entablen un diálogo para hablar, escuchar, ceder y alcanzar acuerdos que permiten soluciones respetadas y duraderas. «Tenemos que ser capaces de pactar en temas fundamentales que requieren grandes consensos», recordó al mismo tiempo que expresaba su preocupación de que la estabilidad política que necesita Navarra «dependa de fuerzas radicales independentistas y en juegos propios de la partitocracia que desvirtúan la democracia».